miércoles, 30 de noviembre de 2011

>>"Acercaros al borde", les dijo.
"Tenemos miedo", respondieron.
"Acercaos al borde", les dijo.
Se acercaron. Él les empujo... y salieron volando <<

jueves, 24 de noviembre de 2011

Mi droga más dura...

"Vamos a engañarnos
y dime mi cielo
que esto va a durar siempre.
Perderme en tus brazos,
dulce locura,
tú mi droga más dura."

martes, 22 de noviembre de 2011

Daños físicos...

“Entonces sentí una tremenda opresión en el pecho, una opresión en la que no parecía estar afectado ningún órgano físico, pero que era casi asfixiante, insoportable. Ahí, en el pecho, cerca de la garganta, ahí debe estar el alma…”
— Mario Benedetti. (Vía cuerpo-y-alma)

domingo, 20 de noviembre de 2011

Cansada...

...de que nada sea suficiente. Nada es suficientemente real; real en mi mundo. Es decir, nada es suficientemente mágico.
Nada significa todo.
Nada me mata. Nada me hace sentir viva.
Nada está fuera del tiempo.
Flores malditas, hojas marchitas. Estrellas que brillan al llorar, y que no se ven mientras ríen; pero tintinean.
Cascabeles.
Y perderme en tu cama no mejora la jugada. Ni siquiera cuando la suave alfombra de pelo gris acaricia mi espalda, mis piernas desnudas arqueadas buscando tu cintura...
Porque por mucho que la hoguera resista, la lluvia sigue cayendo fuera.

miércoles, 16 de noviembre de 2011

Maricosa =)

Mariposa:

Mariposa del aire,
qué hermosa eres,
mariposa del aire,
dorada y verde.
Luz del candil,
mariposa del aire,
¡quédate ahí, ahí, ahí!...
No te quieres parar,
pararte no quieres.
Mariposa del aire,
dorada y verde.
Luz del candil,
mariposa del aire,
¡quédate ahí, ahí, ahí!...
¡Quédate ahí!
Mariposa, ¿estás ahí?

(Federico García Lorca)

Fantasía...

Soy la fantasía, y siempre seré mis historias.
Soy la fantasía, y hoy, tú eres mi historia =)

martes, 15 de noviembre de 2011

Duérmeme...

Voy a escribir una letra, que nadie entienda, que ni siquiera rime y que no hable de mí.
Son las siete y un minuto y a pasado ya el momento de volar.
Estos acordes merecen palabras bonitas pero hoy solo sé desordenar…
Por eso… duérmeme. Acaríciame el camino de la frente a la nariz.
Háblame de la suerte que tienen tus pupilas por su azul compañía.
Cuéntame que es lo que ves cuando te quedas a oscuras; porque cerrar los ojos, no significa no ver
Si estás cansado del “nacer, vivir crecer, seguir el camino que alguien marco una vez”, de aprender cosas que se nos olvidaran… más les valdría a ellos aprender a sentir y a amar, y el mundo no estaría lleno de peces gordos, trajeados...que ahí se pudran en sus veinte metros cuadrados.
Si alguna vez tu vida se pinta color agrio, deja que alguien te duerma, te cante, te cuente, te hable, incluso invente cualquier cosa que te haga sonreír.
Que yo ya tengo mil cuentos guardados por si alguna vez acudes a mí, te acuerdas de mí…
Maldigo cada día a aquel que decidió que no podríamos vivir del aire…
Duérmeme....

La última vez...

Que sea la última vez que escribo tu nombre sin querer... y así ningún resto de tinta en un papel vuelva a sentir que existe en vano...
Y todas las promesas de las que la luna fue testigo, que las queme el sol.
Y quédate con tu ego ^.^

lunes, 14 de noviembre de 2011

Momento "viaje al centro de una cebolla" del día.

Gracias, emprendedor de ideas frescológicas, por inducirme a estos momentos de imaginación, ilusión, y sobretodo  happyfidad de niña, aun sin conocernos  ^.^
Smile! =)

Se inunda mi habitación.

Pero al regresar al cuarto, seguían en guardia. Permanecían las máscaras, se mantenían los disfraces.
Las mismas sábanas; distintas camas.

Hasta que un día Él llegó pronto a casa, y la vio pintando.
Movimientos sugerentes, como una sutil danza.
La pintura se esparcía por un lienzo blanco, bañándolo de color, bañándolo de vida.
Las pinceladas se habían abierto paso desde el pincel hasta el pelo de Ella, su cara, su camisa blanca, sus piernas… Su sonrisa estaba tocada en una comisura por un extraño tono añil. Su media y preciosa sonrisa, que hacía tanto que no veía…
Ella se giró, y se dio cuenta de que estaba siendo observada.  Su gesto no se borró, y Él sonrió también. Y de aquel esbozo de sonrisa salió una risa. Una risa dulce, suave y cómplice… Cadencia de ese murmullo que antaño tanto les gustaba oír…

Y Él recordó los dulces que se escondían en la ropa interior negra de su amiga. Lo que era aferrarse a su blusa las noches de después de los conciertos. Su pelo en la almohada, el estremecimiento de su respiración. Cómo se mordía los labios, para sofocar un grito ahogado, cuando todo su cuerpo se apretaba contra ella en la infinitud del colchón. Recordó cómo se perdía en su escote, y entre sus piernas parecía encontrar su hogar. Y cómo el final de su espalda le ayudaba a soñar. Sus caderas le ofrecían la consonancia perfecta, en aquellas noches de acampada bajo la luna llena.
Y se dio cuenta de que el tiempo que perdía escribiendo sus canciones, es el tiempo que le debía a Ella… Al fin y al cabo, todas llevaban su nombre.
Y se inundó la habitación.

Y Ella recordó sus caricias. El sabor en sus labios de las copas de aquella noche. El trayecto ansioso desde su ombligo hasta el destino final. Los ojos clavados en su mirada de agua; lágrimas saladas colándose por sus labios entreabiertos. Tan efímero como el sudor que parlaba su vientre. Tan volátil como las manos de Él en la parte de atrás de su rodilla, apretando su pierna sobre su cadera, a su alrededor.
Los ruidos de mil océanos distintos; las luces de mil ciudades distintas.
Nadie callaba; nadie decía nada.
Sal y limón. Azúcar y miel. El sabor de una piel que la quemaba como el sol al arder.
El tacto de Él, que parecía ser demasiado para que su propia piel lidiase con él.
Morir entre las mil sensaciones del recuerdo y el olvido.
Y se dio cuenta de que el tiempo que perdía dibujando sus paisajes, es el tiempo que le debía a Él… Al fin y al cabo, todos llevaban sus ojos.
Y se inundó la habitación.

Sus almas chocaron en un reencuentro anhelado, perseguido y buscado.
Las palabras se quedaron cortas, las llamas se quedaron pálidas.
Y todo fue un “allí” y “ahora”, sin espacio ni tiempo. Todo fue un suspiro, y un instante eterno. Todo fue silencio, todo fue ruido. Todo fue nada, y nada fue quimera.
Los cristales se rompieron, los latidos se arreglaron. Los recuerdos se olvidaron, los cuerpos se hablaron, y las palabras que se decían, con cada roce temblaron.
Se fugó la sensación de vacío, se acabó el echar de menos los besos tardíos.
Como cantar a las farolas las noches de frío. Como encontrarse al despertar con unos desgastados labios dormidos.
Y volvió Ella a anidar en su lecho; y volvió Él a dormir en su pecho.
Su boca volvía a recorrerle el cuello, el vaho volvía a ser aliento.
Y rieron y lloraron. Y se revolvió su vida entre los besos que habían guardado.
Encontraron entre las olas perdición y salvación. Desvanecieron cuanto había alrededor. Hicieron el amor; hicieron el humor; y en mitad de la madrugada, la casa entera se inundó.

Mientras duermes...

Que te acaricien... Que te susurren palabras aleatorias... xD
Alicuecano, bolita de queso, translúcido, esternocleidomastoideo, vinagre, ¡corujito! ^.^

sábado, 12 de noviembre de 2011

Deep...

So deep, that it did'nt even bleed...
So deep, that I didn't even scream...

Decepciones...

Y otra vez...
Que los malos son muy malos, y los buenos no tan buenos.
Aunque no soy quién para juzgar a nadie, muchos tienen sus motivos para actuar de determinada manera.
Pero como yo no sé ese por qué razonable, por ahora te me has caído del cielo.

viernes, 11 de noviembre de 2011

Revelación!

Y viniendo del instituto, he sabido a ciencia cierta, que si fuera un perro, sería uno de esos cachorritos hiperactivos que van mordiendo la correa, casi arrastras, mirándolo todo con ojitos chisposos, y carita de "Jugar! *-*"
Aunque suelo decir miau, hoy haré una única excepción...
Guau! ^.^

Fuck you, world ^ ^

Si comes estás gorda, si no comes anoréxica. Si bebes eres alcohólica, si no bebes eres aburrida. Si lees eres una empollona, si no lees eres una estúpida. Si cuentas un secreto buscas atención, si no cuentas un secreto también buscas atención. Si dejas que se acerquen a ti eres una chica fácil, si no dejas que ninguno se te acerque te crees demasiado. Si fumas ¿te crees que eres guay?, si no fumas eres una perdedora. Has follado eres una puta, no has follado eres un tonta chica inocente y estrecha. Llevas maquillaje eres una falsa, no llevas maquillaje eres fea.
Nunca se puede satisfacer a nadie…. Ni falta que hace. Haz exactamente lo que te de la real gana.
Reina de las ralladas, niña pequeña, amante de los retos y los buenos vicios... Mi descripción dice bastante... Un tanto visceral, tendencia a la autocontradicción, y  destructiva conmigo misma por elección... Sé disfrutar de mis sonrisas, de mis pequeñas depresiones, de mis momentáneas muertes. 

No lo sufro, lo disfruto.
Que te jodan mundo. Soy perfectamente imperfecta; y me encanta ^ ^

Estrellas que ríen o lloran...

A veces la felicidad es una hamburguesa que te mancha la bufanda, apoyados en el capó del coche. A veces es una canción tuya y otra suya, en una calle oscura, con amigos muy lejanos, una luna en el cielo, y miles de estrellas que ríen o lloran.
A veces la felicidad no es más que secretos, mentiras, miradas, desahogos, penas, sonrisas… que se van a esas estrellas, como el humo de un cigarro antes de dormir.
A veces la felicidad se esconde tras una partida de futbolín contra alguien que ni siquiera conoces, al menos por ahora.
 Quizá esté en una noche de cine, un día de lluvia, una nota desafinada o un chiste malo con el que todos reímos.
Un beso, un abrazo, una caricia.
Un acorde de guitarra, una noche de fiesta, una escapada inesperada, a una playa o una montaña.
Una taza de chocolate.
A veces la felicidad es reírse a oscuras, cuando nadie lo hace, en soledad, y escuchar tu risa que rompe el silencio, haciéndolo todo tuyo para siempre.
Hay veces en las que la felicidad son solo personas.

8 días a la semana.

Que no hay monstruos en el armario, ni los reyes magos te vigilan para ver todo lo malo que haces. Sé que los malos son muy malos, y los buenos no son tan buenos. Créeme, que he aprendido que los conciertos están para dejarse los pies, y la voz. Que los besos a escondidas saben mejor. Que un baño de agua fría a veces sienta tan bien como uno de agua caliente. Ahora sé que no hay calcetines para el pie izquierdo, ni para derecho. Que los tacones a las cuatro de la mañana en una fiesta, ya no están en los pies. Que las medias se rompen muy fácilmente. Que el pintalabios rojo no se borra de las camisas blancas.
Que de siete días a la semana, te echo de menos ocho, y últimamente no me distrae tanto como antes dar saltos sobre mi cama.

Se entristecen mis calcetines a rallas. Hay ceniza de cigarros en el suelo de mi cuarto. 
La oscuridad devora las llamas de mis velas. Me entristecen las abarrotadas aceras…
Golpéame, abrázame, ódiame, quiéreme, mírame, hazme daño, derríbame, intimídame, desnúdame, sedúceme, hipnotízame, recházame, manipúlame, elévame, déjame por los suelos, cuídame, reinvéntame, escúchame, colápsame…
Sólo… haz algo.

martes, 8 de noviembre de 2011

Esquizofrenia?

Definitivamente, la palabra "bipolar" no me hace justicia xD

Instintos ^ ^

Fuera!
Me aburre no sonreír.
Así que me he dicho: voy a hacer lo que me pida el cuerpo, aquí y ahora.
Y si eso implica salir de la ducha, ponerme música, sentarme frente al ordenador, prácticamente desnuda, con un cigarro y una copa de vino, y escribir una nueva entrada absurda en mi blog, pues amén.

Sin existencia.

Y no soy más que otra figura de dos dimensiones. Otra fotografía borrosa en tu muro de las lamentaciones. Y no sé cómo definir mi figura. Parece que no consigo destacar en tu mural.
¿Cómo romperte los esquemas? No encuentro la fórmula para desatar las cadenas; para descuadrarte de tu pose de persona individualista, alejada y ajena, y ser una de esas figuras con volumen, que destaque entre esos miles de personas planas que circulan por tus calles.
Destaparte.
En definitiva: quiero que me mires. Que me mires y me veas. Que me hables y me escuches. Que me escuches y me entiendas.
¿Cuál es la palabra? ¿Cuál es la frase? ¿Qué es lo que me ayudaría a dar el golpe?
No funciona lo que haces tú conmigo. Será que no somos tan parecidos. O será que tú estás más distraído.
Vaya mierda de paisaje. Sólo el humo contesta a mis mensajes.
Y al final me ahogaré, como buena tremendista.  Y caeré, como una mala trapecista, vertiéndome en la tinta de mis letras, como cualquier cosa que no exista.
VACÍO.

"Ni frase, ni verso, ni siquiera un beso. Nada rompe mejor los esquemas que una sonrisa."

(Y ni siquiera lo corrijo)

lunes, 7 de noviembre de 2011

...Insomnio -.-

Cronista de la tristeza, locutora del soliloquio, terapeuta de la soledad.
Acomodada en la compañía, furtiva de la legalidad.
Hiperactiva de la vagancia, inventora de lo obvio, escultora con el gas.
Superlativa en el derroche, ahorradora de deudas, filósofa del desencanto.
Paraguas en una lluvia de estrellas, guionista de un pintor.
Música en braille, amor por horas, placebo del desamor.
Acuarela en el agua, cerilla mojada, viajera sin destino.
Futuro inevitable, escarcha pasajera, coreografía de un suspiro.
Fotograma de un silencio, estampida de un susurro, escondite del miedo, soledad.
Armadura de un vacío, anatomía de un eco, dislexia emocional.
Desguace de esperanzas, empatía en la violencia, final del callejón.
Atracadora de amantes, arpa de cuchillas, vestido transparente.
Fogata en el iglú, cristal de la pecera, tú cuando soy yo.
Hermana de un hijo único, padre desconocido, madre de alquiler.

Sin aplausos...

"La vida es una obra de teatro que no permite ensayos...
Por eso, canta, ríe, baila, llora
y vive intensamente cada momento de tu vida...
...antes de que el telón baje
y la obra termine sin aplausos."

Charles Chaplin.

domingo, 6 de noviembre de 2011

Cielo gris...

Gris… Cielo gris.
Solo eso.
En ningún sitio... y ni siquiera ahí.
Y el golpe retumba por todo el cuerpo, al fin y al cabo, estaba hueco.
No sé responderme, y me da miedo preguntarme.
Sigo sin entenderme, al menos esta tarde.
Tiempo. Desgaste.
Se apagará el ruido sordo, dejará de ser todo.
Sin nubes... Gris... sigue el cielo gris.
¿Quién cerró la caja de música en la que la bailarina danzaba?
¿Quién impidió su movimiento, dejándola encerrada?
No cae la lluvia en mi ventana.
No me miran las gotas, precipitándose asustadas;
bailando juguetonas en el alféizar de esa ventana.
Sólo queda el aire. Sólo queda el frío.
Tan solo tus ojos fijándose en los míos.
Solo un instante, pero sin decir nada.
Durante un segundo, pero sin ver mi alma.
¿Dónde te has llevado las lágrimas de mi ventana?
¿Cómo me has quitado los acordes de mi nana?
Ahora ya no duermo. Ahora ya no sueño.
Sueño, devuélveme mi música.
Sueño, atrápame en la tuya.
Y el humo de mi cigarro huye como con pena;
se aleja por las paredes, como una enredadera.
Dibuja formas de ensueño, quizá alguna quimera,
que  trae de vuelta a mi cama ese frío que me hiela.
Sólo en un día, sólo con una mirada,
eres el todo y eres la nada.
¿Y después de la nada? Sólo vacío;
el vacío que soy yo cuando no estoy contigo.
Una simple segunda voz, una última palabra,
como lo será ahora aquella bailarina encerrada.
Sin poder bailar, sin su nana;
atrapada en una de esas lágrimas
que no brincan en mi ventana.
Amante y bella egoísta, la luna que vive en tus iris,
que no ilumina mi cielo, ni mis estrellas tristes.
Estrellas tristes fundidas en el gris…
Estrellas fugaces muriendo en el añil.
Gris… seguirá el cielo gris.

Mar de cenizas...

Vienes aquí, y ahogamos los problemas en el humo. Tus ojos me sonríen, y ya no necesito nada más. Escondes tus palabras, e intento sacarlas de tu música.
Creo que te noto temblar; pero es sólo una sensación.
Me cuesta observarte directamente; mi mirada tirita, muerta de calor.
Tu voz penetra en mi mente, dibujando acordes que bailan, como en un ballet dulce y macabro.
Ambos nos habíamos quedado sin canciones para dormir; yo no podía soñar. Te oí llamarme sin hablar. ¿Por qué no dudo en correr hacia ti? Quizá porque tengo la intuición de que si tropiezo en la carrera, me atraparás al vuelo… ¿lo harás?
A veces la intuición me falla.
No quiero pensar… que la apariencia es mentira, y la verdad es real.
Y mientras caigo, me veo gritar en el espejo de la pared.
Soy todo caos… Un caos de gritos; un caos de sueños. Tengo que ser algo más… Tengo que serlo. 
Parece que tú puedes ver mis alas… pero eso no me gusta. No están dignas de miradas. Están sucias y paralizadas. Ennegrecidas de la tierra. Parecen débiles, encogidas en mi espalda, como si tuvieran miedo del aire y del frío. Parecen tan pequeñas… Plumas volátiles que tiemblan en la brisa.
Miedo… Miedo a que me toques y todo se deshaga, se desvanezca. Como el silbido de un tren al desaparecer del andén. Como la melancolía que viene y va, acompañando a las nubes de tormenta y las lágrimas que nos lanzan.
Estrellas colgadas del techo, que impiden el paso a las libélulas en vuelo.
Silencio opresor en tu mirada de agua, que me observa sin verme, que me alza sin palabras. Siento que me ahogo en ese mar, y entonces no sé qué hago. No sé qué hacer.
A veces me encuentro abajo, y ni siquiera sé por qué. Abajo, entre las cenizas, donde quizá realmente esté mi lugar. Cenizas que algún día el viento barrerá.
Calles de adoquines grisáceos por las que querría pasear; grises por esas cenizas que mi vida desteñirán. Solo espero que al menos no lleguen muy alto, y el azul de tus ojos, sea el azul de mi cielo.  

Quédate...

Cena. Velas. Ropa interior negra. Una camisa desabrochada.
Incienso, olor a humo. Fuego y calor.
Decirte al oído “quédate”. Arrancarte la ropa.
Botellas por el suelo. Zapatos bajo la cama.
Asfixiar tu soledad. Ahogarme en tu mirada.
Perderme en el humo de los cigarros de después.
Cigarros que se consumen
ante dos cuerpos que se unen,
entre sudor y saliva.
Naturaleza esquiva.
Estar más tiempo, porque las horas son pocas.
Y hacerlo otra vez, mientras tus palabras me arropan.
Y otra vez, y otra vez…
Y temblaré cuando llores, mientras las flores de tu ventana inundan la habitación de discretos olores.
Que en cada movimiento susurres mi nombre.
Como una pequeña llamita encendida, temblar bajo tu aliento,
que llena mis pulmones del único aire que anhelo.
Como un resplandor. Como un deseo.
Sábanas blancas enroscadas en nuestros cuerpos.
Pura luz, que se funde con el teatro de sombras que bailan a nuestro encuentro.
Como un destello, como un suspiro.
Pasarme las horas con mis labios en tu ombligo.
Que me mires desde arriba, 
tus ojos pintando una sonrisa.
La sonrisa que proyecta en la pared
los millones de colores del atardecer;
como si fueran uno solo,
el del brillo de las velas al arder.
Y con tu voz penetrando en mi alma, volvemos a perecer.
Abrazo estático al final,
que poco dura, pues los gemidos ya se vuelven a escuchar.
Y con un suspiro al mismo tiempo, nuestras almas se vuelven a mezclar.

Ni siquiera hielo. Mil copas vacías expresan mi interior...

Son las cuatro de la mañana,
y de camino a casa
me pongo a pensar:
que me mata cada segundo que no te tengo,
cada minuto que estás lejos…
escondido entre mis sueños.
Te extrañan mis ojos y te buscan;
te encuentran y no estás…
Un cigarro se consume,
ante dos cuerpos que se unen,
entre sudor y saliva.
Cansada de despertar en esta habitación,
donde no hay sitio para alguien como yo.
Dulce, sal, azúcar, amargo.
Agotada de mirar alrededor.
Vivo en una pesadilla sin explicación,
donde todo está varado,
y mi corazón temblando.
Nada, simplemente nada.
Ya no entiendo nada.
Tratando de vivir cada segundo, viva en la muerte,
sin saber qué hacer para atacarlo de frente.
Ni siquiera hielo. Mil copas vacías expresan mi interior,
junto al humo de aquel cigarro, que se cuela en mi canción.
Lápiz, ¿dónde has ido a parar?
¿Dónde te has llevado sus palabras, que ya no puedo escuchar?
Tráemelas de vuelta, para que pueda volver a cantar.
Cantar, mientras la música nos hace girar.
Miro sus ojos, hoy tristes, y sólo anhelo saber por qué;
devolverles el brillo que forma parte de su ser.
Abrazarle al llorar, para que pueda sonreír,
y así yo entienda la vida, y sepa a dónde ir.
Antes suplicaba un nombre,
ahora quisiera poder olvidarlo,
y conseguir convencerme de que no es más que un hombre.
Un hombre, y un niño,
que en su boca y su mirada esconde,
y que en sus versos rompe,
sin saber que por su poesía existo.
Acordes y rimas que me hacen volar,
pero después hacen que la caída sea mortal.
Sin saber por dónde voy, camino por las calles,
deseando que por casualidad me halles.
Con vagos intentos de aferrarme a la rutina,
pero la concentración me esquiva;
tu solo recuerdo me fascina,
y me aleja de la vida tal como la conocía.
Así que sigo con mis cuentos,
esperando fugaces encuentros.
Y mientras tu mirada me obnubila,
yo ya solo ruego que no se rompan
esas mil copas vacías.

jueves, 3 de noviembre de 2011

Sueño con sus ojos… Recuerdo el principio…

...En un juego de habilidad que nos mantiene despiertos, caigo de rodillas sobre el alambre. El balanceo obliga a mis músculos a conseguir una perfecta exactitud en el movimiento; esa exactitud es la belleza de mi danza.                                                   
Pienso:Las calles en todas las ciudades son iguales. El suelo me haría tropezar. Solo el alambre me sostendrá… pero camino a lo largo de una línea recta… Siempre recta… ¿Y si me dejo caer?”                                                                                                     
Mientras, plácidamente, la multitud de mirones se incomoda en sus butacas, se inquietan, se indignan al ver un ser tan gracioso arriesgarse a la muerte.                                               
Logro el salto, y vuelvo al hambre de vértigo…                                                      

Me agarro con fuerza al asiento del tren, como si aún estuviese en algún punto a muchos metros de altura. Abro los ojos lentamente, y miro el paisaje, el cercano suelo, a través del cristal. Un pájaro revolotea temerariamente, dando vueltas en el aire, desafiando a la gravedad a hacerle caer. Miro el reloj con desgana. Aun falta más de una hora para llegar. Me acurruco en el asiento, subiendo los pies, y me abrazo. Cierro los ojos para no ver lo invisible, sintiéndome pequeña y perdida, como una mota de polvo diminuta flotando en medio de una enorme habitación vacía,  y para cuando me doy cuenta ya es demasiado tarde. Ya estoy prácticamente dormida, por mucho que me esfuerce no conseguiré despertarme.
Ahora volveré a soñar...

El aire me golpea con fuerza, casi se podría decir que con malas intenciones.
Línea recta…
Miro hacia abajo y me veo allí...
Me revuelvo en el sofá bajo las mantas, al notar un escalofrío recorrer todo mi cuerpo. El sonido de la lluvia me llega desde el otro lado del cristal, y me empuja a abrir los ojos y deslizarme hasta la ventana para verla.
Todo carece de sentido.
Al posar mis manos sobre la lámina de vidrio, noto que está helada. El vaho de mi aliento la empaña, construyendo densos espacios en los que crear pequeños cuerpos de mariposas, y constelaciones. Miro a lo lejos el termómetro de mercurio que descansa colgado junto a la puerta, al otro lado de la sala. Parece tiritar; menos tres grados. ¿Cómo es posible? Fuera debe hacer aún más frío, puesto que aquí dentro me protege el calor de la chimenea.
Vuelvo a dirigir la vista hacia fuera. Entre la niebla y el manto de lluvia que arropa la ciudad –quizá pretendiendo protegerla del frío-, se distinguen las hojas marrones, resistiendo al chaparrón, agarradas a las ramas de los árboles. Un extraño pájaro danza en el aire, casi ajeno al paisaje que le rodea; parece estar en otra parte…; mi mente se revuelve, inquieta.  Un poco más allá, en la plaza, se aprecia a la perfección el color de las rosas sobresaliendo a la capa de volátiles nubes; parecen vivir aún en primavera.
De pronto se me escapa una sonrisa. Es como la obra de un pintor macabro y retorcido. Un otoño vivo, con pinceladas de primavera, arrasado por los rasgos de un invierno devastador. Casi es como… Sí… Es la descripción perfecta que nunca hallé.
Tanto tiempo mirando su rostro, y nunca supe cómo describirlo. Ni con imágenes, ni con palabras…; pinceles y acordes me eran inútiles. Y ahora… aquí… simplemente de pie riéndome de la sencillez de las cosas, arropada en la calidez mis mantas, sintiendo tras de mí el fuego inundando la habitación, y notando en mi cara el frío aliento de la tormenta…, se exactamente cómo plasmar su perfil.
Maldición…
Dejo de observarme en el momento en que me veo coger un pincel, frenética, y abalanzarme sobre el lienzo en blanco.
Creo que es mejor no verlo… ¿O no?
Quiero dibujar sus ojos en la arena, quiero volar desafiando a la gravedad… -la imagen de un pequeño pájaro revoloteando sobre el sonido del traqueteo de un tren llega a mi mente, como un recuerdo lejano de una vida pasada-.
¿Qué debo hacer?
De nuevo les noto aquí, observándome, murmurando. Otra vez siento su odio hacia mí, su miedo, su incomprensión. “¿Por qué lo hará?”.
 La perturbación allí, en las butacas, es casi palpable. No me quitan los ojos de encima. Sus miradas me queman como el hielo…
¿¡Qué hago!?
No puedo vivir en lo seguro… No puedo vivir en la monotonía…
Línea recta…
Mi cerebro envía una petición automática a mi pie derecho, que traza una curva en el aire, invitando al pie izquierdo a separarse del alambre.
Giro completo. El estómago me da un vuelco, y el grito estrangulado de la multitud queda ahogado en silencio, en blancura y oscuridad, en nada.

Abro los ojos sobresaltada, y dando bocanadas de aire, como si un fuerte golpe en las costillas me hiciera respirar con dificultad…
El pájaro sigue ahí, elevándose en el aire, dibujando piruetas junto al vagón...; sintiendo… el vértigo…

La multitud de mirones se incomoda en sus butacas, se inquietan, se indignan al ver un ser tan gracioso arriesgarse a la muerte.                                                                       
Logro el salto, y vuelvo al hambre de vértigo.                                               




                                                          
PS: El primer párrafo, es en sí un "minirelato" que escribí hace ya mucho tiempo. Lo podéis encontrar en las primeras entradas del blog, en "mayo". Se llama "Funambulista".
=)

martes, 1 de noviembre de 2011

=)

"El serio problema que tienen mis ojos, es que no serán capaces de alcanzar su máxima belleza hasta no tenerte delante y adquirir tu reflejo en ellos."