jueves, 3 de mayo de 2012

Hace tiempo que no improviso...


Como si fuera una bailarina encerrada en una caja, y alguien le hubiera dado cuerda, mucha cuerda, pero sin abrir la tapa. Mi corazón choca contra mi pecho una y otra vez en vanos intentos por salir, mientras mis ojos no se mueven ni un milímetro de tus labios entreabiertos.
Tu olor entra por mi nariz como el aire más ansiado… Esa mezcla de cuero y mora en la que viaja el recuerdo de noches sin farolas en el interior de tu viejo coche negro.
Humo de cereza en los espejos; vaho en los cristales. Música de fondo, de un CD que gira a duras penas… demasiados días acompañándonos a contar estrellas. Como una banda sonora propia.
Aquella espera eterna. El frío, el calor. El miedo, la impaciencia. La duda que grita que está segura. Las prisas, las ganas de que el momento dure para siempre.
Pero con la lluvia se fue la simpleza de las contradicciones.
El dolor ya no es dulce, todo está siempre incompleto. El vacío se llena de aire comprimido que me asfixia. Debajo del agua, ya no me hace sentirme sola el sonido de las cosas lejanas; me reconforta.
Los coches sólo son ruido molesto; los edificios gente despierta de madrugada; el pilla-pilla un juego de niños.
El polvo de hadas no es más que suciedad acumulada en las estanterías de mi cuarto, que ya ni siquiera baila en las franjas de luz.
No te arrepientas.
No me busques entre las sábanas de la cama en tu ático junto a la estación.
Ya no hacemos ruido. Ya no tentamos a la suerte. Se ha roto el hilo por el que últimamente hacíamos equilibrio.
Las horas no son mías. Los desayunos no son tuyos.
Intentos de arañar que no hacen sangre, sólo una fina línea blanca.
Esto no es a lo que yo llamaba latir.
Pero se sigue inundando mi mente cuando miro ese diminuto espacio por el que huye el aire de tu boca. Siguen haciendo un último esfuerzo mis pulmones para captar el olor de tu pelo rojo, que aún recuerdo pegado a tu frente y tus hombros por el sudor.
Arrepiéntete. Encuéntrame perdida entre los monstruos de debajo de esa cama.
¿Qué estamos haciendo mal?
¿Amor o nostalgia?
Mírame y devuélveme a la vida. Dime que tú también estás buscando las respuestas; dime que no me he equivocado de preguntas. 

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