jueves, 27 de marzo de 2014

Las mismas palabras repetidas en bucle. Por si fuésemos algo.

Guardo los recuerdos en olores
por si cupiese todo en el subconsciente
de mi nariz.
Me olvido,
y pongo una coma para disimular
el punto y abismo
que sigue a certezas como esa.
Que sigue andando
 como si pudiese no bailar,
triste y alegre,
y persiguiendo trenes para dejarlos
ganar.
Ganas de saltar.
De saltarte         encima.
De saltarme       los charcos
que ahogan puertas a medias.
De abrir todas las puertas
y que entres. Olor
a herida
 a sangre            
 a insomnio       
 a tinta,
a nuevo y a viejo,
a sal y a sol.
A mí.
Voy a reescribirme
desde el olor a nada de las flores secas,
mojando el papel
para recordar que sólo somos
 las mismas palabras
repetidas en bucle
                -verso y prosa-.
Pero siempre será mejor
lamernos las ruinas,
hasta que escuezan otra vez,

que no escribirnos
                 (la)  nada.

martes, 25 de marzo de 2014

Lo bonito de los trenes de larga distancia, es que a veces son barcos pirata.

Y pensar que hace ya un año del Círculo Polar. 
De cuando aprendimos la nieve, y Aurora nos enseñó a llorar de colores y no tanto en blanco y negro. 
Hace ya un año que me caí de la casi cima del mundo. 
Un año desde que cualquier norte es menos norte, y el hielo ni cubre ni apaga incendios.
Medias tintas,
pero siempre un poco más
de frío
cuando no estamos,
para que hasta el último verso arañe la piel con escarcha.