sábado, 30 de julio de 2011

Salta al vacío...

"Estás esperando un tren. Un tren que te llevará muy lejos. Tú sabes dónde quieres que ese tren te lleve, pero no sabes dónde te llevará. Pero no importa, porque estaremos juntos."

(Película "Origen")

viernes, 29 de julio de 2011

Es triste perder amistades importantes.

Hoy me he encontrado tu carta.
Ya de por sí me acordaba de ti, pero después de eso, me han abordado aún con más fuerza los recuerdos.
Añoro las tardes enteras sin nada que hacer a parte de dar brincos por la calle. Los extraños y terroríficos saltos del tiempo que ninguno de los dos entendía. La música y el piano. Las piruletas, y las noches que pasamos perdidos junto al río, mirando el agua e imaginando qué era aquel extraño sonido.
Aunque lo que sintiésemos el uno por el otro fuesen cariños distintos, yo también echo mucho de menos aquellos días.
Las conversaciones que solo tenían sentido en nuestro mundo, y las miradas fugaces que me lanzabas cuando creías que no te veía.
Echo de menos los ronroneos, y tu sofá.
¿Por qué las cosas buenas siempre se acaban? ¿Por qué la gente siempre se va?
Pero yo nunca olvidaré cómo en los momentos de silencio eras capaz de notar latir mi alma…

lunes, 25 de julio de 2011

Magia.

En un mundo en el que apenas queda ya inocencia, aún eres capaz de construir esa catedral alrededor de mí. Luz de infinitas velas blancas pulcramente alineadas en los brazos de candelabros acariciados por lágrimas de cera. Belleza conmovedora y eterna. Ojos que traducen a palabras el laberinto intrínseco del lenguaje del alma, como dos preciosas obsidianas ovaladas brillando en la oscuridad.
 Como la sensación liberadora de estar tumbada en un tronco a la deriva sobre la superficie del mar, bajo la luna llena y una fina capa de lluvia que cubre mi cuerpo haciendo que me sienta viva, mientras las olas me conducen lejos de la orilla, del mundo.
Como la sensación sobrecogedora de ver asomar al sol tras un acantilado, y lo que apenas parece un instante más tarde, esconderse, convertirse en una diminuta línea anaranjada sobre el lecho de agua, encogerse hasta extinguirse y morir.
Tú y yo, pequeño universo. Escaleras de caracol de frío mármol que ascienden al cielo con giros imposibles, esculpidas entre hermosas rocas de altura incalculable. Suelos sempiternos de cuadros blancos y negros, como un inmenso tablero de ajedrez creando efectos ópticos, sobre el que sólo somos dos diminutas piezas labradas en cristal. Un “ciarooscuro” formado por luces y sombras inacabadas, que se extienden por los corredores como lo harían por un cuadro que algún pincel perfiló.
Una mariposa revolotea frente a mi nariz y se posa en mis labios, sellándolos, con las alas plegadas. Cuando tu mano roza la mía, el pequeño insecto despliega sus hermosas extremidades mostrando una gama imposible de resplandecientes azules y brumosos grises. Sonrío bajo sus patas, ante la idea de que sea cierto el “efecto mariposa”, y ese pequeño y breve aleteo haya producido un huracán al otro extremo del mundo, similar al que provocaste tú al mirarme por primera vez a través de la escarcha. Como si fuese un frágil títere de madera tallada, al que el vendaval separó de sus tensas cuerdas, otorgándole libertad de movimiento.
La mariposa levanta el vuelo y tus brazos rodean mi cintura, cargados de promesas veladas. Las llamas de las velas susurran al unísono, y escucho en algún rincón de mi mente un repiquetear de cristales que parecen romperse contra mi estómago. Una suave caricia perfecta atrae a mi pecho la confusión causada por la mezcla de un calor sofocante que quema como la arena del desierto en pleno día, y un frío gélido que conjura la imagen de un lago, con su superficie helada, varado entre montañas nevadas.
Algo que siempre llamó mi atención sobre las aguas cubiertas de hielo, a parte de su delicada belleza acusada por la blancura nívea, pura y fría de una lámina lisa y sin imperfecciones, es que bajo esa capa de desolación e inmovilidad congelada, continúa la vida. Miles de peces de colores juguetean en el fondo, aislados en la oscuridad, ajenos a la resplandeciente luz gélida y mortal.
Tus labios rozan mi boca, solo una caricia, solo un instante, pero la capa de hielo se quiebra; pequeñas grietas que corretean y crecen hasta juntarse en el centro y hacer estallar la lámina en mil pedazos. Los peces liberados aletean por mi estómago, a la par que tus labios se permiten hacer una segunda incursión a los míos, esta vez con más detenimiento y urgencia.
Con la gracilidad de movimiento de un gato elevas mi cuerpo sobre el suelo antes de encomendarlo a la suavidad de las sábanas. Mis ojos perfilan tu sonrisa, atribuyéndose por un glorioso segundo el mérito de haberla dibujado.
 La humedad del ambiente cubre los cristales de diminutas gotas que resbalan por el vaho, que producido por nuestro aliento, los empaña.
Las paredes y objetos a nuestro alrededor se desvanecen, devorados por las intensas brumas que creamos al rozarnos, como quien gira un caleidoscopio y hace desaparecer el paisaje.
 Movimientos instintivos en los que pereces, tras rendirte a una súplica apremiante y la certeza de mi silencioso deseo de sentirte dentro. Sin embargo, la inocencia permanece intacta, rodeada de delicadeza e impregnada de necesidad, necesidad el uno del el otro, necesidad del aire que sólo tu boca puede darme. Un abrazo infinito. Segundos durante los cuales la eternidad se hace palpable. El reloj se detiene, y tus caricias perduran en el tiempo. La evanescencia de la llama de las velas crea sombras a nuestro alrededor, que no hacen sino resaltar el brillo de tu piel desnuda, perlada en sudor, contra la mía. Palidez que evoca el aroma de un inmenso campo de lívidas flores violetas. El eco dulce y lejano de tu voz sigue siendo todo lo que oigo.
Nuestros cuerpos terminan de aunarse, en una armonía perfecta, hasta el punto en el que ya no hay un tú y yo, ya no se sabe dónde empieza uno, y dónde acaba el otro. Líneas y fronteras que se desdibujan y desaparecen como si alguien las hubiese borrado.
Con un último suspiro, nos separamos justo lo necesario para regresar a la estancia que nos rodea. En este instante, lo único que hago es sentirte más cerca.

domingo, 24 de julio de 2011

Oasis.

Y aun me pregunto cómo puedo suponer un mundo de paz y tranquilidad para alguien, y para mí misma, cuando estoy contigo; con lo caótica que es mi mente cuando soy solo yo. Todo vuela, me desvela y me desordena la mente. Tú mismo tienes mil cosas en la cabeza que yo no sé. Sin embargo llegas, nos perdemos en el humo y nos fumamos todos los problemas entre luces anaranjadas, con una suave música en la que sumergirnos. De pronto contigo no hay preguntas, todo es fácil y está claro, a pesar de la locura que implica. Como si de repente supiese todas las cosas del mundo, pero hubiese olvidado todo cuanto sabía. Solo hay melodías, cuerdas de guitarra y teclas de piano. Libros, aleteos, maullidos y latidos. Ya se me olvida hasta darle la vuelta al reloj de arena… porque, ¿qué más da? Un día más, un día menos… Al fin y al cabo lo vivimos  =)

La inmensidad del mar alimentándose...

Como quien contempla, sentado en la punta del iceberg, el hundimiento del Titanic.

jueves, 21 de julio de 2011

Más caos. Vuelven las contradicciones... Equilibrio inestable, reír y llorar..

¿Qué estoy haciendo aquí?

Se acabaron los días de paz. Parece que mi cabeza ha decidido romper el descanso que me estaba dando. Y vuelve todo de nuevo.
¿Por qué soy yo, y no otra persona? ¿Por qué identifico ese objeto que estoy viendo como algo llamado “mesa”? Las imágenes llegan a mis pupilas, mi cerebro procesa la forma, el color… et voilà! Una mesa.
Palabras. Nombres.
Nimiedades.
Ya llega lo difícil.
El antes. El pasado. Debería ayudarnos, darnos experiencia, hacernos más fuertes… Pero más que ayudarnos nos condiciona. Lo único que pediría de mi pasado, es poder mirar atrás, y decir : « Viví. Hice aquello que quería hacer »
Sin embargo no estoy segura de poder hacerlo, a pesar de que mi pasado me abruma. ¿O mis pasados ? Está ese pasado cercano, que no entiendo y que se me escapa. El pasado un poco más lejano, que añoro y me hizo como soy ahora. Y el pasado aun más distante… los años en blanco, que ni siquiera soy capaz de recordar. (Quizá sea lo peor de que todo de un giro, de que tu corazón se rompa… el olvidar cómo eras antes, y no poder volver atrás al recuperarte).
¿Demasiados cambios ? ¿Demasiado rápido ? Las cosas no se paran, ni esperan a que decidas, o te adaptes. El tiempo sigue en marcha aunque necesites un descanso, y se te escapa mientras estás sentado recuperando el aliento o preparándote para lo que se avecina.
El mayor arrepentimiento del ser humano no se produce por errores que se han cometido, si no por cosas que no hicimos.
Tengo la angustiosa sensación de haber vivido mil vidas, mil años… No debería ser así. Que contradictorio, ¿no? Sentir que has vivido demasiadas cosas, y sentir que no has vivido y aprovechado el tiempo lo suficiente. Todo es contradictorio…
A veces me gustaría poder dar las gracias por ignorar algunas cosas.
Y todo se me echa encima otra vez. Algo en mi cabeza me devora. Todo revuelto. Papeles quemándose en una hoguera medieval, marchitos, gastados, frágiles y volátiles, pero ardientes.  Letras… Millones de letras. Portadas, distintos tactos, distintos colores… Miles de libros añadiendo información, agregando imágenes de numerosos mundos que no existen… El olor de páginas gastadas y de páginas nuevas. El resplandor de las llamas… Mil melodías danzando alrededor del fuego... Mil voces...
Optimismo. Felicidad.
 Hundirse en las profundidades, donde no hay corales ni pequeños peces de neón.
Montañas rusas, que suben y bajan, y alcanzan los trescientos kilómetros por hora. Que dan tantas vueltas, que en uno de los giros ya no sabes dónde estás, ni a dónde te diriges.
Ponerte frente a un puzle de un millón de piezas, y asimilar la imagen por formar, y las diminutas imágenes por unir.
Caos organizado.
Todo en orden. Se acabó. ¿Dónde está todo?
Para. Para. Para. Para. Sigue.
Sí. Sí. Sí. Sí. No.
Pájaros revoloteando por el cielo. Árboles enormes. El olor y el sonido del mar… Todo un mundo de maravillas por ver, colmado de cosas que escuchar, repleto de historias que leer e inventar… Invitándonos a hacer un millón de cosas que aun no hemos provado.
Limitaciones. Ojalá no existieran… ¿Existen ?
 « PERSEGUIR LAS ESTRELLAS PARA NO ACABAR COMO UN PEZ EN UNA PECERA. »
-We can do what we want-

PS: Perdón por el sin sentido y el desorden de las palabras... No he podido darle la forma que quería al texto, es todo un caos sin orden ni concierto, pero es todo lo que mi mente puede ofrecer. Simplemente había "overbooking" de pensamientos y necesitaba dejar escapar algunos, aunque fuese de malos modos ^^

Sin más.

El olvido recordó, la oscuridad se iluminó y la risa rompió a llorar

Detalles =)

Es curioso como a veces olvidamos cosas obvias e importantes, pero podemos recordar detalles pequeños e insignificantes que nos llamaron la atención en un momento determinado, por ser extraños o por tener un significado para nosotros. 

Imperfección.

De acuerdo, ha llegado el momento de confesar abiertamente ante el mundo mi problema con el lenguaje.
Sí. A veces tengo dificultades para comunicarme. Se me olvida una palabra, o directamente se me olvidan todas, produzco algunas señas o un ruidito y me quedo en blanco.
Sí. A veces me invento palabras completamente nuevas, o modifico las ya existentes a mi antojo.
Sí. A veces las confundo unas con otras.
Y sí. A veces estoy tan absolutamente pirada que soy capaz de sentarme en un sofá comiéndome una magdalena de chocolate, ponerme a pronunciar palabras con ch, y partirme de risa yo sola porque me hace gracia el sonido y la sensación en mi boca al pronunciarlo. (Pirada, loca, CHalada... =P)
Al fin y al cabo no es tan grave… Tengo muchos más problemas con muchas más cosas…
1) La orientación. No sé leer un mapa, ni distingo la derecha y la izquierda. Soy capaz de perderme a cinco calles de donde vivo, a pesar de vivir aquí desde hace dieciséis años, por muy observadora que sea y memorice los detalles y las cosas que voy viendo.
2) El equilibrio. Soy muy ágil, pero increíblemente torpe. Me tropiezo. Constantemente. (Puede que no ayude el hecho de que camine siguiendo las líneas de las baldosas, cruce los pasos de cebra saltando de raya en raya, confunda andar con brincar, camine por los bordillos, patine en las superficies resbaladizas, me meta en todos los charcos, etc, etc… pero con algo tiene que entretenerse una a parte de observando cuando sale de paseo.)
3) La autocontradicción. Véase por ejemplo el apartado anterior.
4) Las comidas. Es difícil acertar haciéndome la comida. Aunque, todo sea dicho, es muy difícil fallar si se emplea cualquier tipo de pasta.
5) El orden. Soy maniática con mis cosas hasta puntos insospechados, pero siempre me las apaño para perderlo todo.
6) Los cambios de humor. (Ojo con mi mal humor) Soy capaz de cambiar en segundos sin que nadie se entere de por qué, solo debido a algo que haya recordado o que se me pase por la cabeza. La manera más fácil de cambiar de humor es escuchar música.
7) Los principios. Hay quien podría considerar un defecto el hecho de que a veces soy demasiado reivindicativa. Yo particularmente no veo mal defender lo que pienso (respetando y escuchando a los demás).
8) Mis antojos. Por ejemplo salir a pasear bajo la lluvia a las cuatro de la mañana, le pese a quien le pese. O estar sentada en un bar a las tres y media de la mañana y convencer a alguien para que conduzca media hora hasta su casa y me haga espaguetis (hecho verídico xD)
9) Mi micromundo. Porque tengo la capacidad de desaparecer de este plano metiéndome en un libro o escuchando música o tocando la guitarra. Y pobre del que me saque de mi trance cuando estoy ausente.
10) Mi locura. (Aunque, por muy poquita gente que sea, hay a quien le gusta =))

Y así una larga lista… En fin… Sí, perfectamente imperfecta. Los defectos van en el paquete. Es lo que hay  ^ ^

(Y tras escribir todo esto, confesaré que tengo la extraña sensación de que todos estos defectos me definen mucho mejor que si intentase decir cosas buenas de mí misma.)

lunes, 18 de julio de 2011

Inestable.

Caos.

(La duquesa y sus moralejas)

D -Estás pensando algo, y se te olvida hablar. No puedo decirte ahora la moraleja que se deduce de tal hecho, pero no tardaré en recordarla.
A -Puede que no tenga ninguna moraleja.
D -¡Calla, niña! Todo tiene su moraleja, sólo que hay que encontrarla.
A -Parece que ahora la partida va mejor.
D -Así es, y puede sacarse la moraleja siguiente: "Oh, es el amor, el amor, el que hace marchar al mundo alrededor".
A -Alguien dijo que marcharía mejor si cada cual se ocupara de sus asuntos.
D -Bueno, viene a ser lo mismo. Y la moraleja de esto es... "Cuida del sentido, y los sonidos se cuidarán por sí mismos". Tengo mis dudas sobre el carácter de tu flamenco.
A - A lo mejor le da un picotazo.
D -Muy cierto: los flamencos y la mostaza, los dos pican. Y la moraleja es: "Pájaros de igual plumaje, juntos no vuelan"
A -Pero si la mostaza no es un pájaro.
D -Correcto, como siempre. ¡Qué manera tan clara tienes de plantear las cosas!
A -Creo...que es un mineral.
D -Claro que lo es. Cerca de aquí hay una gran mina de mostaza. Y la moraleja es: "La mina es tuya, y la tuya es mía." (The mine is yours, and the yours is mine)
A -¡Ah, ya sé!
Es un vegetal. No lo parece, pero lo es.
D -Estoy completamente de acuerdo; y la moraleja es: "Sé lo que quieres parecer"; o para decirlo más sencillamente: "Nunca te imagines diferente de lo que pueda parecer a los demás; que lo que eras o habrías podido ser no fuera diferente de lo que habías sido que habría podido parecerles diferente."

(El juicio)

Ry - Haz tu declaración, o haré que te ejecuten, estés nervioso o no.
S -Soy un pobre hombre, Majestad, y aún no había empezado a tomar mi té..., hace una semana poco más o menos..., y como las rebanadas de pan con mantequilla son tan delgadas... y las titilaciones del té...
Ry -¿Las titilaciones de qué?
S -Eso empezaba con té.
Ry -Por supuesto que titilaciones empieza con T. ¿Me tomas por imbécil? ¡Sigue!
S - Soy un pobre hombre, y muchas cosas titilaban después de que... sólo que la liebre dijo...
L –Yo no dije.
S -Sí dijiste.
L -Lo niego.
Ry -Lo niega.
S -Bueno, en cualquier caso, el Lirón dijo... Después corté un poco más de pan con mantequilla.
Ry -Pero, ¿qué dijo el Lirón?
S -Eso no puedo recordarlo.
Ry -Debes recordar, o haré que te ejecuten.
S -Soy un pobre hombre, Majestad.
Ry -Lo que eres es un pobrísimo orador. Si es todo lo que sabes del asunto, ya puedes bajar.
S -No puedo bajar más, ya estoy con los pies en el suelo.
Ry -Entonces puedes sentarte.
Ra - Llamad al siguiente testigo.
Ry - Presta declaración.
C -No quiero.
Ry -¿De qué están hechas las tartas?
C -De pimienta sobretodo.
Lir -De melaza.
Ry -¡Detened a ese Lirón! ¡Decapitadlo! ¡Que lo supriman! ¡Que le corten los bigotes!
Ra -¡Que le coooorten la cabezaaaaa!
Ry -No importa. Suiguiente testigo. ¿Que sabes de este asunto?
A - Nada en absoluto.
Ry -¿Nada en absoluto?
A -Nada en absoluto.
Ry -Eso es muy importante, ¡anotadlo!
C -Inimportante, es lo que habrá querido decir su Majestad supongo.
Ry -¡Sileeeeencio! Regla 42: Toda persona de más de una milla de alto deberá abandonar la sala.
A -Yo no mido más de una milla.
Ry -Si la mides.
Ra -Casi dos millas.
A -Bueno, de cualquier modo no me iré; además, esa regla no vale, acaba de inventársela.
Ry -Es la regla más antigua del libro.
A -Entonces tendría que ser la Número Uno.
(...)
Ry -¡Es la prueba más importante que hemos encontrado hoy! Jurado, el veredicto.
Ra -No, no, la sentencia primero, el veredicto luego.

(El té) [con el cuento del Lirón]

-¿Por dónde empiezo?
-Comienza por el comienzo, y cuando termines de hablar, te callas.
-Ah, pero no pensé...
-¡Ahí está el problema! Si no piensas no hables.
(...)
L Y S - ¡No hay lugar! ¡No hay sitio!
A - ¡Esto está lleno de sitios!
L - ¿Quieres un poco de vino?
A - No veo vino por ninguna parte.
L - Es que no lo hay.
A - Entonces no es muy cortés por su parte ofrecerlo.
L - Tampoco lo ha sido por la tuya sentarte sin ser invitada.
A- No sabía que la mesa fuera suya; está puesta para muchos más de tres.
S - Necesitas un corte de pelo.
A - Y usted necesita aprender a no hacer observaciones personales; es de muy mala educación.
S - ¿En qué se parecen un cuervo y un pupitre?
A - Creo que podría adivinarlo.
L - ¿Quieres decir que crees poder encontrar la respuesta?
A- Exactamente.
L - Entonces deberías decir lo que quieres decir.
A - Eso hago... ¡o por lo menos quiero decir lo que digo!... Viene a ser lo mismo, ¿no?
S - ¡Qué va a ser lo mismo! Si así fuera, podrías decir que "veo lo que como" es lo mismo que "como lo que veo"
L - También podrías decir que "me gusta lo que tengo" es lo mismo que "tengo lo que me gusta"
Lir - También podrías decir que "respiro cuando duermo" es lo mismo que "duermo cuando respiro".
S- Es lo mismo para ti. ¿A qué día del mes estamos?
A - A cuatro.
S - ¡Dos días de retraso! Te dije que no le sentaría bien la mantequilla al mecanismo.
L - Era mantequilla de la mejor.
S - Sí, pero seguro que con la mantequilla se han colado migas de pan; no debías haberla puesto con el cuchillo de cortar el pan.
>>La liebre cogió el reloj y lo miró con aire melancólico; Luego lo hundió dentro de su taza de té y volvió a mirarlo. <<
L - Bah, era mantequilla de la mejor.
A - ¡Qué reloj más divertido! Marca los días del mes y no las horas.
S - ¿Por qué habría de hacerlo? ¿Te dice acaso tu reloj los años?
A- Claro que no, pero es porque estamos en el mismo año mucho tiempo.
S - Precisamente eso es lo que le ocurre al mío.
(...)
L - ¿Quieres tomar un poco más de té?
A - Si todavía no he tomado nada, no puedo tomar un poco más.
S- Querrás decir que no puedes tomar menos; es mucho más fácil tomar más que nada.
L- ¡Mucho mejor más que menos!
A - ¿A usted quién le ha pedido su opinión?
S - ¿Quién está haciendo observaciones personales ahora?
(...)
S - ¿Ya has adivinado la adivinanza?
A - No, y me rindo. ¿Cuál es la respuesta?
S - No tengo ni la más remota y idea.
L - Ni yo.
A - Creo que debería ustedes aprovechar mejor el tiempo en vez de malgastarlo con adivinanzas que no tienen respuesta.
S - Si conocieses el Tiempo tan bien como yo, no hablarías de malgastarlo, como si fuera una cosa. Es una persona.
A - No entiendo lo que quiere decir.
S - Naturalmente que no. Estoy seguro de que ni siquiera has hablado nunca con el tiempo.
A - ¡Quizá no!, pero sé que tengo que marcar el tiempo cuando aprendo música.
S - Ah, eso lo explica todo. El tiempo no soporta que lo marquen como si fuera ganado.
A- ¿Así que es amigo del tiempo?
S- No, ahora estamos peleados. Ocurrió durante el concierto de la Reina de Corazones, en el que yo canté "Tiembla, tiembla, pequeño murciélago". Nada más acabar la primera estrofa, la Reina dio un salto y se puso a chillar: "¡Está matando el tiempo! ¡Que le corten la cabeza!
(...)
Lir - Había una vez tres hermanitas, que se llamaban Elsie, Lacie y Tillie, y que vivían en el fondo de un pozo...
A - ¿Y de qué se alimentaban?
Lir - ¡Se alimentaban de melaza!
A - No podían vivir de eso, ¿sabe?; habrían enfermado.
Lir - Por eso estaban tan enfermas.
A - Pero, ¿por qué vivían en el fondo de un pozo?
Lir - Era un pozo de melaza.
A - Eso no existe...
S Y L - ¡Chiss, chiss!
Lir - Si no eres capaz de ser educada, será mejor que termines tú el cuento.
A - No, por favor, siga. No volveré a interrumpirle. Puede que exista uno.
Lir - Uno sí. Así pues, las tres hermanitas... estaban aprendiendo a sacar...
A - ¿Y qué sacaban?
Lir - Melaza.
S - Quiero una taza limpia, ¡tenemos que cambiarnos de sitio!
A - Pues no lo entiendo. ¿De dónde sacaban la melaza?
S - Puedes sacar agua de un pozo de agua, por lo tanto imagino que puedes sacar melaza de un pozo de melaza, ¿no, estúpida?
A - Pero si estaban DENTRO del pozo.
Lir - Claro que estaban dentro, y bien dentro. >> (Well = bien / pozo, lo que confunde a Alicia) >> Estaban aprendiendo a dibujar, y dibujaban toda clase de cosas..., todo lo que empezaba con M...
A - ¿Y por qué con M?
L - ¿Y por qué no?
Lir - Todo lo que empieza con M, como matarratas, mariposas, memoria, y mucho... Ya sabéis, como cuando se dicen cosas como "mucho más que menos"... ¿Has visto alguna vez algo tan impresionante como un mucho bien dibujado?...
A - La verdad, ahora que me lo preguntas, no creo...
S - Entonces cállate.

(El lacayo) + (Gato Cheshire) + (El verdugo, el Gato y el Rey)

-Es del todo inútil llamar a la puerta.
-¿Por qué?
-Por dos razones: primera, porque yo estoy del mismo lado de la puerta que tú; segunda, porque están armando tanta bulla que nadie podría oírte.
-Por favor, dígame entonces cómo puedo entrar.
-Llamar a la puerta podría tener algún sentido si la puerta estuviese entre nosotros dos. Por ejemplo, si tú estuvieses dentro, podrías llamar, y entonces yo podría dejarte salir, ¿lo entiendes?
-¿Cómo puedo entrar?
-¿Tienes que entrar necesariamente? Ésa es la primera cuestión, ¿sabes?
-¿Qué debo hacer?
-Lo que se te antoje.
>>"Es inútil hablar con él; es completamente idiota." Pensó Alicia. Y abrió la puerta y entró. >>

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-¿Qué camino debo tomar?
-Eso depende en gran medida de a dónde quieras ir.
-No me preocupa mucho adónde
-En eso caso, poco importa el camino que tomes.
-...con tal de que me lleve a alguna parte.
-Puedes estar segura de que llegarás a alguna parte siempre que camines mucho rato.

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Ry - Hay que echar a ese gato de aquí.
Ra - ¡Que le corten la cabeza!
Ry - Bien dicho querida. Yo mismo buscaré al verdugo.
V - No puedo cortarle la cabeza. No puede cortarse una cabeza si no existe un cuerpo del que cortarla.
Ry - Cualquier cosa que tenga cabeza puede ser decapitada, ya está bien de tonterías.

CONFUNDIR ANDAR CON SALTAR...

Medio dormida despierto entre las brumas...
Y esque la felicidad es a veces tan absurda como el amor.
Quizá los problemas se desborden, y acaben siendo tantos que se hacen compañía unos a otros, hasta fundirse y hacerte sentir que ya no están.
Quizá haya enloquecido por completo. O me haya idiotizado.
Quizá he vuelto atrás.
Solo sé que ultimamente escribo con muchísima frecuencia la palabra "reír".
Puede que simplemente me cansase de la anestesia. Al fin y al cabo, yo siempre fui más de riesgo.
"Espéralo todo y nada más"
Y siempre habrá días para llorar.

No hay más ciego que quien no quiere ver.

Y es que el delito de los que nos engañan no está en el engaño, sino en que ya no dejan soñar que no nos engañarán nunca.

Poema "Reír llorando" (fragmento)

Cuántos hay que, cansados de la vida,
enfermos de pesar, muertos de tedio,
hacen reír como el actor suicida,
sin encontrar para su mal remedio.

Cuántas veces al reír se llora.
Nadie en lo alegre de la risa fíe,
porque en los seres que el dolor devora,
el alma gime cuando el rostro ríe.

Si se muere la fe, si huye la calma,
 si sólo abrojos nuestra planta pisa,
lanza a la faz la tempestad del alma,
un relámpago triste: la sonrisa.

El carnaval del mundo engaña tanto,
que las vidas son breves mascaradas;
aquí aprendemos a reír con llanto
y también a llorar con carcajadas.

viernes, 15 de julio de 2011

Salitre...

Un día te despiertas, y aunque muchas cosas vayan mal, no puedes evitar sonreír. Oyes a lo lejos el tic-tac del tiempo. Tiempo que se va y que se escapa, pero también tiempo que ha pasado. Las heridas cicatrizan, las cosas quedan lejos. Todo sigue ahí, pero cambian los puntos de vista. Las olas del mar que empujaron las piedras contra tus pies ahora rompen en la orilla, y la espuma arrastra todo mar adentro, lejos de tu piel. Ves los arañazos, perduran, pero la sensación del agua fría y tranquila revoloteando por tu cuerpo es demasiado pacífica y agradable. Ya no sangras. Los peces de colores aletean, jugueteando con las moléculas del líquido elemento, de un azul intenso y vivo, y una transparencia que permite ver a la perfección los miles de colores que se funden en su interior. Miras el sol y vuelves a sonreír.
¿Quién dijo que la eternidad no existía?

 Hay instantes de milésimas de segundo que pueden ser eternos…

martes, 5 de julio de 2011

Paraguas transparentes...

...de esos que te permiten ver las gotas caer, deslizarse por la superficie de plástico hasta caer por el borde, o quedarse paralizadas a mitad de camino hasta que otras gotas las encuentren.
Girarlos y salpicar al mundo. Saltar de charco en charco. Mirar al cielo a través de la pantalla.
Imagina cientos de peces deslizándose junto a las gotas alrededor de tu paraguas...

sábado, 2 de julio de 2011

Lágrimas de neón. Estrellas...

Luces apagadas, brillantes. Diminutos y lejanos puntos plateados esparcidos por la oscuridad.
Correr.
Pam. Pam.
Latidos ahogados a gran velocidad.
Pam. Pam.
Lágrimas de neón que el viento aparta y estrella contra el suelo.
Lágrimas de neón, como rayos, como líneas de luz metálicas atravesando la negrura. Suaves y profundas.

Dentro del tiempo.

Las flores grises desprendían un colorido aroma, que invitaba a caminar despacio.
Peces naranjas, cuervos malvas, criaturas multicolores… Aleteos…
Una lagartija me sonrió desde la roca más cercana, y desapareció sin despedirse al oír el ulular de un búho.
Miré mi reflejo en el agua. Se ondulaba y fluía con la corriente, aparentemente apacible, acariciando el silencio nocturno y fundiéndose con él.
Una libélula revoloteó sobre la imagen que me ofrecía el río, y deformó la media sonrisa que trataba de descifrar. Dejé por un instante que el color del cielo y del líquido se mezclaran y se hicieran uno solo, observando el reflejo de las estrellas y la pequeña luna que trataba de crecer. Exhausta, cerré los ojos y me recosté sobre la hierba húmeda que me traía olores desconocidos y familiares.
Sentí a mi corazón latir y bombear la sangre, que ardió por un instante, antes de expandirse por mi cuerpo a través de mis venas. Un pequeño instante de dolor.
Las notas lejanas de una melodía sin sonido cruzaron por mi mente como un pequeño desfile de música, que me hizo imaginar un revoltijo de diminutos fragmentos de metal y cristal entrechocando en el aire delicadamente. Una puerta abriéndose…
El viento sopló con un poco más de fuerza, jugando con mi pelo y cerrando la puerta de un portazo.
Mis ojos se abrieron de nuevo, y se perdieron en el cielo, en la oscuridad acompañada por la luz. Un pequeño pájaro atravesó inestable la cúpula de estrellas frente a mis pupilas moteadas de plata. Escuché el latido acelerado de su corazón, acompasado con los granos de arena que caían firmes e implacables, escurriéndose por la estructura cristalina a nuestro alrededor. Un ciclo incompleto. Caen, se estrellan contra el suelo, y son incapaces de incorporarse y volver a subir. Si tan solo pudiesen retroceder y trepar por la escurridiza superficie sin color… Pero no pueden. Caen y se desvanecen. Sin más.  El simple hecho que hace que el tiempo se pierda al precipitarse sin descanso por las curvas que nos guardan.
La nieve comienza a caer en silencio, sin avisar, acariciando con calidez mi cuerpo. La sensación reconfortó a algún pequeño rincón en mi interior, que agradeció los pálidos copos. Por un momento se me cerraron los ojos, y mi mente convirtió las frías motitas en numerosas estrellas, esas estrellas que observaba hace un momento, cayendo… cayendo como el tiempo… Mis párpados se separaron, y la imagen se disipó. La nieve seguía posándose a mi alrededor, y los puntitos de luz seguían en su lugar, parpadeando con naturalidad, ajenos a mis pensamientos.
Me levanté como si fuese un arlequín, una pequeña marioneta de cuyos hilos han tirado con brusquedad, y empecé a correr por la hierba. Corría desesperada, con la vista fija en los árboles lejanos en el horizonte, golpeando el suelo con mis calcetines de rayas a cada paso. Me fijé en el punto justo en el que se terminaba el campo abierto y comenzaba el bosque, y en mi cerebro se formó la imagen de una gran línea roja pintada, señalando la frontera como una de esas rectas imaginarias que nos indican lo extremo, un límite que no debemos cruzar, un lugar seguro que no debemos abandonar.  Tras estas marcas, lo más probable es que no haya un camino para volver. Por desgracia, cuanto más ancha es esa línea, más ganas tenemos de cruzarla.
Volví a alzar la vista sin parar de correr, y me concentré en el viento golpeándome, en los copos atravesándome, en las estrellas iluminando la tierra frente a mi. 
¿A dónde lleva todo esto? Pero quizá antes de exigir las respuestas, deberíamos suplicar las preguntas, porque solemos emplear las equivocadas. Tal vez ni siquiera deberíamos pedir nada, aceptarlo, y aprender a estar agradecidos por las cosas que nunca sabremos.
Mi carrera terminó de forma abrupta, y me quedé de pie plantada mirando fijamente el tronco de un árbol que se alzaba frente a mi, hasta algún punto en lo alto que no alcanzaba a distinguir. Tras unos segundos que empleé para normalizar mi respiración agitada, me giré para mirar a mi espalda. Árboles. Un mar de árboles era todo lo que se veía. Ya no quedaba nada del campo, de la hierba, del río, del límite. Dirigí la mirada hacia el cielo de nuevo. Las estrellas aun asomaban entre las altas copas de los árboles, y eso me hizo sentir mucho mejor.
Me senté con la espalda apoyada contra el árbol. Ya no se oía el rumor del río, sin embargo, se percibía mucho mejor el sonido de la arena acariciando el cristal. Me estremecí.
Como un fantasma el viento se coló por entre las hojas de los árboles, meciéndolas, jugando con ellas. Con una punzada en el pecho, añoré por un instante los pequeños copos fríos arrullándome, como una dulce canción de cuna tratando de ayudarme a dormir. Me abracé a mis rodillas y sentí la inmensidad a mi alrededor, como una ola intrusa recorriéndome por dentro hasta romper contra las rocas. La arena seguía precipitándose sin compasión, y yo continuaba sentada contra el cálido tronco.
No sé cuánto tiempo estuve dormitando, perdida en la mancha verde, consciente a medias de la pradera y el río al otro lado de los árboles, de las murallas cristalinas que rodeaban todo. Una sensación extraña que percibí a través de mi mano me sobresaltó y me despertó. Abrí los ojos y contemplé como mi mano recogía un puñado de arena, que ahora se extendía por debajo de mi cuerpo. Miré el suelo que tenía frente a mí, y que poco a poco iba siendo invadido por millones de granos de arena, que a mi espalda ya cubrían cada centímetro de terreno. Asustada eché a correr sin dirección fija. Mis pies comenzaban a hundirse en dunas de arena cada vez más profundas. Perdía velocidad. La desesperación fluía dentro de mi como un alud que llevaba siglos esperando su momento, y ahora arrasaba con todo lo que encontraba a su paso.
Y entonces lo vi. Desprendía serenidad en cada uno de sus gráciles movimientos. Me detuve al instante, como si hubiese aparecido un muro de piedra de repente. La figura continuaba deslizándose de un lado a otro, construyendo hábilmente un castillo de arena en mitad del gran desierto que era ahora una parte del campo. Me senté ensimismada sin hacer ruido. Ya no me importaba la arena bajo mi cuerpo. Al cabo de una eternidad, el precioso castillo se alzaba en mitad de la noche. Asombrada, me costó apartar la mirada de la criatura y su obra, y, cuando al fin lo logré descubrí pasmada que el suelo a su alrededor volvía a estar cubierto de hierba. Miré a mi espalda y contemplé sin comprender las dunas serpenteando entre los troncos de los árboles. Cuando me giré de nuevo, el ser se había sentado frente a mí, y me observaba, esperando. Sin saber por qué exactamente, -ni preguntármelo-, empecé a deslizar mis manos entre los granos de arena, dándoles forma. Pasado un buen rato, teníamos delante otro pequeño castillo, no tan inmenso y majestuoso, pero igual de hermoso. La luz de la luna iluminaba las briznas de hierba en torno a mí, que se mecían con el viento tranquilamente, imitando el movimiento de las olas del mar.
 Escuché atentamente. El rumor del río, aleteos, un grillo contándonos su historia, latidos y…
En un instante nuestros ojos se encontraron, se reconocieron, y antes de que la idea pudiese formarse en mi mente, dejé de escuchar los diminutos granos de arena resbalar por el cristal.

Mirar a la luna...

...y saber que hay un pez espacial observándome ^^

viernes, 1 de julio de 2011

=) smile

It's times like this i wish for
you're not in my head, just in my heart
for a little longer

i'm sure i can cope just like you can
i just need a little more time to understand

an upbeat song, wow...who'd have thought it?
i've taken control and i'm distanced from it
from you

i'm gonna enjoy the time i have
i'm in for the moment, the past has somehow gone
yeah, it's gone

i know
you know

well look over here, a happy face
take a picture i'm not sure it will stay

i know
you know