martes, 30 de agosto de 2011

Todos nos creemos demasiado importantes.

Por un tiempo eres una persona..., digamos "imprescindible".
Ser la persona de alguien; la persona que le lleva al médico, que le escribe notas en el vaho del espejo del baño mientras se ducha, que le sube a casa las bolsas de la compra...
Y entonces recibes frases... Frases como... "no podría vivir sin ti", o "tú eres mi mundo".
Y entonces te marchas, tan tranquilo, y solo dejas las notas, pero no hay bolsas de la compra, ni hay casa...
Y crees que va a ser así... Que el banco de la calle no va a ser lo mismo sin ti; que no pueden poner esa canción en aquel bar si no estás tú para cantarla; que la vida va a hacer un alto mientras no estés.
Pero no somos imprescindibles. Nadie. Y llega un momento, después del dolor, la frustración, la negación, la rabia y el enfado, en que toda la confusión solo da paso a fría indiferencia.
Y ese es el punto que más duele... el que te abre los ojos... y del que es más difícil volver.


Casualidades...

No suelo creer en las casualidades; y menos cuando son tantas y tan poco probables.
¿Debo pensar pues que esto significa algo?
Eso también es poco probable...
Sin embargo, lo improbable es, por definición, probable. Lo que es casi seguro que no pase, es que puede pasar.

domingo, 28 de agosto de 2011

Fuego y pólvora.

Los placeres violentos poseen finales violentos, y tienen en su triunfo su propia muerte, del mismo modo en que se consumen el fuego y la pólvora en un beso voraz.

Centrarme en el hoy...

Que el tiempo está mal repartido...
...y nunca ofrece el momento justo.
Que ni tanto, ni tan poco, es a veces lo que queremos esperar.
Pero esperando, el hoy se pierde; algo lamentable, sin duda, pues el mañana aun no existe, y el ayer no podemos asegurar que haya existido.

"Sueña como si fueras a vivir para siempre. Vive como si fueras a morir hoy."

"Cuando la única jugada posible...

...es no mover"
"Como no sabía qué iba a pasar, el niño era incapaz de decidir. Ahora que sabe qué va a pasar, el niño es incapaz de decidir."
"No podemos volver atrás; por eso es tan difícil elegir. Mientras no elijas, todo es posible."

(Mr. Nobody)

viernes, 26 de agosto de 2011

¿Miedo o debilidad?

No es malo tener miedo. Lo malo es dejar que el miedo domine tu vida porque entonces no tendrás vida. Solo miedo.

"La vida es eso que pasa mientras tú haces otros planes"

Y al fin y al cabo,...

...y siendo un poco suspicaz, nada demuestra nada. Solo la confianza que nos invade sin permiso, nos hace ver pruebas inexistentes de algo que se rompe con una sola acción.
Y por más que sepamos que siempre, SIEMPRE se va a romper, la maldita confianza se abre paso entre nuestros muros, para después formar grietas y resquebrajarlos, dejándonos heridos y desnudos, con un gran trabajo por delante para reconstruirlos.
Por más que digamos "yo ya no confío en nadie", siempre hay alguien que se cuela, para después marcharse.
Y lo más triste, es que la mayoría de las veces ni siquiera confiamos en quien nos da "motivos" para hacerlo, si no en quien nosotros esperamos que nos los de.

Y de nuevo te recuerdan que la palabra mágica es abracadabra; lo de por favor, son sólo patrañas.

 -People always leave-

Huir de uno mismo...

"Alma que vas huyendo de ti misma, ¿qué buscas, insensata, en las demás?"
(Rosalía de Castro)

Ruido...

"Dices que tienes corazón, y sólo lo dices porque sientes sus latidos; eso no es corazón... Es una máquina que al compás que se mueve hace ruido."
 (Bécquer)

sábado, 20 de agosto de 2011

Hamlet.

"Yo sólo estoy loco cuando sopla el viento de Noroeste. Pero cuando corre hacia el Sur, distingo muy bien un halcón de un serrucho."

Y, por otra parte, como no, me veo casi en la obligación de añadir ^ ^ :

"Duda que sean de fuego las estrellas,
duda que el Sol haga movimientos,
duda que la verdad sea una mentira,
pero nunca dudes que te amo."

viernes, 19 de agosto de 2011

Y más contradicciones...

A veces, a pesar de que sabes que es necesario, e incluso deseas hacerlo, cuesta demasiado convertir en “adiós” un  “hasta luego”.

Keep breathing

A veces tanta fuerza, tantas ganas de luchar… Y otras simplemente se desvanecen. Momentos de debilidad que llegan sin avisar y sin explicación alguna, sin un por qué. Nunca hay un por qué. Es la incógnita que falta en la ecuación.
No puedo respirar.

Cada día piensas en los momentos que pierdes, sin motivo aparente, sólo porque sí, por la afición del ser humano de complicarse la vida. Todos los días dedico un rato a pensar en los “te quiero” reprimidos, las palabras malgastadas, y el miedo (o la debilidad) que adormece la felicidad. Pero, ¿dónde se queda el “miedo” a perder una batalla cuando imagino la guerra entera, la vida, sin volver a ver brillo en tus ojos? ¿Cuántas veces te has quedado sin aire a lo largo de tu vida?
No puedo respirar.

Tomarse la vida a la ligera; quizá levantarte un día con los ánimos al máximo y citar famosas frases como “la vida son dos días”, “hay que disfrutar cada instante”… pero, ¿hasta qué punto comprendemos el significado de esas frases? ¿Y su importancia?
Tiempo que se va, que se va y no vuelve. Arena que se desliza por las paredes de cristal del reloj que nos rodea, imparable, incesante.
Miras tu vida pasar, parpadeas, y la pierdes.
He perdido gente. Gente que se va de repente, y te hacen saber que no van a estar más aunque los busques, sin darte ese ansiado por qué. Dolor. Negación, rabia, frustración y dolor. Nada que hacer. Pero es solo dolor. Te sobrepones.
Sin embargo, ¿tú?
Cuando alguien es tu mundo, tu vida, ¿cómo sigues con algo que ya no tienes?
No puedo respirar.

Puedes tratar de enmendar errores, cosas que te arrepientes de haber hecho. Pero, ¿cómo reparas el arrepentimiento por cosas que perdiste la oportunidad de hacer, o de decir? ¿O de vivir?
Estamos parados; parados sin más. Y somos conscientes de ello, pero, ¿hasta qué punto? Porque, al fin y al cabo, seguimos parados.
Todo esto puede acabar en un segundo, sin avisar, y nosotros nos dedicamos a esperarlo sentados en habitaciones diferentes.
No puedo respirar cuando tú no estás.

Y quizá, sólo quizá, sea menor la entereza necesaria para luchar contra tus propios demonios, que para luchar contra los de alguien que amas. El valor necesario para no huir de lo único que te daría más miedo que mirar a la muerte a los ojos. Sentarte junto a alguien, cogerle la mano y protegerle de esa mirada, a riesgo de ver cómo le alcanza. No dejar que le encuentren. Seguir ahí.
Y seguir respirando.

Respira. Y quédate sin aliento las veces necesarias para vivir una vida sin arrepentimientos irremediables, sin un “pude haber…”, sin tiempo desvanecido. Porque esa vida se pasa, y solo guardamos el recuerdo de unas pocas horas. Olvídate del destino al que llegar, y céntrate en el camino que recorres hasta él. Muévete. Dilo. Haz saber lo que piensas, y nunca malgastes los segundos con las personas.
Abrazarte y sentir tu corazón latir, tu pecho moverse cuando respiras.
Respiras.

No es miedo.

Es debilidad.

¿Mismo final?

"Que no está muerto lo que yace eternamente, y con el paso de los evos, incluso la muerte puede morir."
H.P. Lovecraft.

Y esque...

...sigues siendo la misma persona que me volvía loca...

lunes, 15 de agosto de 2011

Soñar...

"Guarda tus sueños; los prudentes no los tienen tan bellos como los locos."
(Baudelaire)

Lágrimas que se cuelan por tu sonrisa.

Qué despacio pasa el tiempo.
Qué deprisa pasa el tiempo.
Volverme loca hasta recuperar la cordura…

Aromas...

Poseía todos los olores hermosos del mundo. Olía a menta, a frambuesa y a moras.
Olía a pino, a montaña, a flores silvestres y a lavanda.
Olía a un día brumoso de enero en el mar. A salitre y a inmensidad. A libertad.
Olía a lluvia cayendo una tarde de domingo tras una ventana, al calor de una chimenea.
Olía a hierba recién cortada por la mañana, bajo el sol de otoño.
Olía a papel gastado, como al entrar en una gran biblioteca con el suelo de madera, por el que retumban nuestros pasos entre las estanterías repletas de libros antiguos que guardan palabras jamás borradas de la memoria.
Olía a recuerdos felices por los que pasear desde un banco en un parque.
Olía a incienso, y a un momento de paz ajenos al mundo.
Olía a olvido; olvido del odio y el dolor.
A veces, algunas deliciosas veces, mi ropa se impregna de su esencia, y yo huelo a él.

domingo, 14 de agosto de 2011

(Peter Pan)

Las golondrinas anidan en los aleros de las casas para escuchar las historias que contamos por la noche.

Frente al espejo...

...gritarte esa frase, una cita de algún señor, probablemente algún señor cuyo nombre debería conocer:
"Sabes tanto de mí, que ya no me comprendes".

sábado, 13 de agosto de 2011

Tan insustancial como una pompa de jabón... Tan frío como el último adiós.

Miré hacia abajo, agarrada con fuerza a la piedra. Aún llevaba puesto el pijama; la camiseta empapada en sudor, el bajo de los pantalones cubierto de barro, los pies descalzos inclinándose hacia el vacío. Apenas era consciente de la lluvia cayendo lentamente sobre mí, fundiéndose con mis lágrimas saladas, pues toda mi atención se concentraba en el sinfín de metros que me separaban del asfalto mojado. Notaba a mi pecho hacer movimientos bruscos, a causa de mis sollozos ahogados, que trataban de extinguir los alaridos de miedo que subían y bajaban indecisos por mi garganta. La oscuridad se arremolinaba y se retorcía a mis pies, como nubes de polvo volátiles, deshechas e incompletas. Pesadillas que se alzaban ante mí de nuevo, como la sombra de un ángel exterminador. Había perdido el eje, y el precario equilibrio me decía a gritos que me quedase muy quieta; no obstante, el tic-tac del reloj parecía ganar intensidad, tratando de ahogar a la razón e instándome a que me apresurase.
El vértigo estaba dejando de ser la sensación más abrumadora, y la impresión de estar atrapada se hundía en mi pecho. Sin poder avanzar, sin poder retroceder. Estancada.
Una sacudida recorrió mi cuerpo, uno de mis pies palpó el vacío, mientras una ráfaga de aire me despegaba el pelo de la cara, cubierta de sudor helado. La impresión de precipitarme encogió mi estómago, como cuando sientes que caes antes de dormirte del todo, pero sin estar despierto. De pronto ya no tuve miedo. Pegada a la fachada del edificio, deslicé mi espalda contra la roca, y me senté, con las piernas colgando en la nada.
Notaba que me resbalaba. El agua debajo de mí me empujaba lentamente, como si me escurriese muy despacio por un tobogán, a merced de la gravedad.
Y entonces caí… Caí de mi torre. Sin cuerda, ni león alado.
Crack.
Vibraciones. Roces. Piel que se abre, huesos que se parten.
Durante lo que parece una eternidad, no puedo levantarme. Mis ojos se niegan a abrirse. Ninguna de las partes de mi cuerpo parece estar comunicada con mi cerebro. Lo único que consigo percibir por mucho tiempo, es tu voz. Tu voz llegándome desde algún punto en la oscuridad, tranquilizándome, reparándome, tratando de arrancarme de... ¿de dónde? 
Tras largo tiempo, una luz intensa atraviesa mis párpados, como si un tren viniese directo hacia mí.
Consigo abrir los ojos, y tus pupilas se clavan en las mías, con la desesperación de quien pensó que no volvería a verlas, de quien encuentra algo que había perdido siglos atrás en la oscura niebla. Sin embargo algo no encaja… El brillo…
Me siento con brusquedad sobre las sábanas blancas. Todo está húmedo, como si una tormenta se hubiese abatido sobre nuestra cama. Tu mirada me atraviesa, y esta vez sí, ese destello de complicidad titila entre el caramelo de tus iris.
Todo comienza a parecer muy lejano, y poco a poco la caída, el golpe, la lluvia… se esfuman.
Me abrazas con fuerza y delicadeza a la vez, como si me fuese a romper con tu contacto, pero tratando de mantenerme aquí, de evitar que desaparezca, que me desvanezca.
Pasan los segundos, segundos eternos… y todavía estoy aquí =)


"En el hueco del eco de su voz vive el eje que desapareció" (Extremoduro)

martes, 2 de agosto de 2011

Arvö Part.

“I could compare my music with white light which contains all colours.
Only a prism can divide the colours and make them appear.
This prism could be the spirit of the listener”