martes, 3 de enero de 2012

Pero los erizos franceses no existen...

-Para cambiar el mundo no basta con mi magia.
-Cierto, pero no es necesario que las cosas cambien de repente. Es suficiente con pequeños gestos. Momentos. ¿Entiendes?
-Que sonido tan lúgubre, tan solitario. ¿Te has sentido alguna vez así?
-¿Solitario?
-Inquieto. Como si aún no te hubieras encontrado a ti mismo. Como si te hubieras metido alguna vez en la niebla y el corazón te diera un brinco. ¡Ah! ¡Está aquí! ¡Me faltaba esa parte! Pero eso sucede muy deprisa, y entonces esa parte de ti desaparece otra vez en la niebla. Y te pasas el resto de tu vida buscándola...
-¿Sabes lo que creo?
-¿Qué?
-A veces creo que puedes vislumbrarla en otra persona...

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