¿A qué? Ya no importa. Sólo importa jugar; seguir, o
empezar.
Pero eso no lo explica. Porque mi pelo cae como una telaraña
a los lados del paisaje, escurriendo agua. Porque mi piel, llena de arañazos,
incluso sobre las huellas moradas de golpes que no tengo archivados.
¿Y de dónde me saco una razón?
Y ahora es cuando empiezo a hablar conmigo misma. Con esa
vocecita de dentro, tan irritante. Pero ella da excusas, no razones.
Bah, no sabe jugar. O tal vez son mis exigencias de reina
las que están fuera del tablero. “¡Que le corten la cabeza!” Ya sabéis, como la
teoría heliocéntrica, pero con la Luna. Una luna malvada y con ojeras.
Yo, que soy más vagabunda de nubes –que casi siempre escupen
fuego-.
Esperad. Un traguito; se me queda la boca seca. Los dientes.
Los verbos. La lengua. Afilar.
Ya está. Ya se me ha escapado; el turno, y una vuelta del
mundo.
Y lo peor es que sigo con la garganta moribunda, el pelo
mojado, y la piel agrietada.
Pero jugamos. Mudos. Jugamos. Sino, no me explico tu sonrisa
de gato psicótico en pleno invierno.
Qué gracioso.
Recuerdo. Me estás apartando el pelo.
Recuerdo. Tu lengua también corta.
Recuerdo. La humedad de mis pupilas en equilibrio con la de
tus labios.
Y sangrar los verbos, por qué no. Pero excusas, y no
razones. Y a veces las sonrisas alejan.
Y cielo despejado. Y boca seca.
Y olvido. Y jaque mate.
Y sin echar las monedas, el agua, la sal, el polvo, cenizas.
“GAME OVER”.
…Y seguimos jugando.
-En fin, estas cosas son el resultado de estar ya medio
dormida, cuando “un algo” te golpea, y te hace levantarte de la cama, e
improvisar. Al empezar el texto no pretendía que saliese algo así, ni si quiera
algo parecido, pero… dejarse llevar es lo que tiene. Mañana dedicaré el tiempo
a escribir lo que realmente tenía pensado, y esto que quede como un pequeño
residuo nocturno espontáneo.
Bona nit =)-
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