Guardo los recuerdos en olores
por si cupiese todo en el subconsciente
de mi nariz.
Me olvido,
y pongo una coma para disimular
el punto y abismo
el punto y abismo
que sigue a certezas como esa.
Que sigue andando
como si pudiese no
bailar,
triste y alegre,
y persiguiendo trenes para dejarlos
ganar.
Ganas de saltar.
De saltarte encima.
De saltarme los
charcos
que ahogan puertas a medias.
que ahogan puertas a medias.
De abrir todas las puertas
y que entres. Olor
a herida
a sangre
a insomnio
a tinta,
a nuevo y a viejo,
a sal y a sol.
A mí.
Voy a reescribirme
desde el olor a nada
de las flores secas,
mojando el papel
para recordar que sólo somos
las mismas palabras
repetidas en bucle
las mismas palabras
repetidas en bucle
-verso
y prosa-.
Pero siempre será mejor
lamernos las ruinas,
lamernos las ruinas,
hasta que escuezan otra vez,
que no escribirnos
(la) nada.
(la) nada.
Recordando que tengo que quedar contigo para reclamarte mi libro de Sade y mis apuntes de Lenguaje Literario, decidí pasarme otra vez por aquí. Veo que has mejorado lo que ya vi latir en su día, hace tiempo, criatureja. Me alegro. ;)
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