viernes, 30 de septiembre de 2011

Trazos inseguros... inacabados y retorcidos.

¿Por qué? Te recuestas en la cama y, como siempre, vuelve la pregunta indeseada.
¿Por qué? ¿Cómo? ¿Cómo llegaste hasta aquí? Sabes que la mayoría de culpa es solo para ti.
Me miras. Me miras sin verme. Yo no me veo. No te veo. No me siento.
Me siento a tu lado, pero el suelo está vacío. Sólo hay un bordillo, y en silencio esperamos con los ojos cerrados que el asfalto nos diga algo; pero hoy está silencioso.
Si me voy, te vas; pero si estoy, no vienes. Me coges de la mano, y me siento sola y perdida. No te acercas, y me caigo.
Si me pierdo, encuéntrame. Si te pierdes, yo contigo. Si dudo, me empujas. Si dudas, te entiendo. Si callo, escucha mi mirada. Si callas, leeré tus gestos. Si yo, tú. Si tú, yo también. Si lloro, ríeme. Si ríes, lloraré. Si yo, tú. Si tú, yo. Sin ti, nada. Sin mí, prueba… Y es lo que harás. ¿Es lo que haces?
No me entiendes. A veces no me entiendo; cuando no sé lo que digo. Y aunque sé lo que dices, tampoco sé lo que quieres decir.
Pedir por favor, no sirve de nada. Ni siquiera un abracadabra, si no sabes lo que pides, si no sabes lo que esperas. ¿Qué podrías pedir? Todo aquello que puedas alcanzar. ¿Qué puedes alcanzar? Todo aquello por lo que luches.
Luchas a ciegas, y sin armadura; sin fuerzas; sin ayuda.
Estrellas que se posan en mi mesilla, para alumbrar un cuarto sin ventanas, pero la oscuridad las apaga.
Las lágrimas corren por dentro, y las libélulas huyen, sin un río que sobrevolar.
Volar… desde el borde de un acantilado, buscando esquinas en el mar.
Una voz, afilada como el cristal. No me corta, porque no me habla. No me dicta las palabras tan deseadas. Cualquier palabra, cualquier sonido que espante el ruido de por las mañanas, y el silencio de cada noche. Y poder ver a través de esas palabras.
Ver al fantasma que no atraviesa las paredes de mis pesadillas para desmoronarlas.
Y me parezco tan poquito a la imagen que te viene a la mente cuando escuchas mi nombre…
Y no me tienes. Y no te tengo. ¿Eres tú? No soy yo. Se me olvida a veces cómo serlo.
Cosas que perdimos en el fuego… En el fuego que creamos al hacer la danza de la lluvia demasiado cerca de los árboles.
Llamar a una puerta cerrada para escapar de las llamas, de la luz de las velas que tiñen tus ojos de rojo.
Escuchar sólo un latido de mi corazón… Pero hay más. Que no se oyen, que no se escuchan.
Aléjate, pero sin soltar mi mano; porque ya no te veo; ya no te alcanzo.
No te alcanzo, porque eres aire. No hay nada. Sólo estas palabras, que se dirigen a un tú sin que haya nadie. Quizá no hay nadie porque no hay un yo. Quizá por eso tampoco hay lágrimas.
Pintar en el suelo con tizas de colores. Dibujos que sólo dejarán polvo volátil cuando mis pies descalzos los pisen al levantarme.
Lloran los relojes, y es que el tiempo no pasa…Qué deprisa pasa el tiempo. Qué despacio pasa el tiempo. ¿Tiempo?
Como encontrar a un alma perdida, en un lugar de perdición.
Mírame. No me veas. No me quieras. No me olvides. No respondas. Háblame.
No me perdones.
El silencio desde donde la música es posible…
Incéndiame.

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