domingo, 21 de octubre de 2012

Incluso la piel falla, y la tinta se corre sin necesidad de lluvia. 
¿A qué recurrimos esta noche? 
Intento sumergirme, de todas las maneras posibles, pero el humo asciende, y ya no lo veo. Me quedo abajo. 
Me hago verso, y me caigo de la cama. 
Las sábanas se deshacen. La almohada se duerme, y mi voz, hecha eco, se pierde. 
Me cubro las letras; se me notan demasiado los abismos cuando tú me miras. 
Aunque quizá hable demasiado de abismos, para estar tan necesitada de vértigo. 
¿Es mi nombre eso que has dicho? No. Sólo el dibujo de un espejismo. 
Mira el reflejo. Es casi como ver mi propio grito. 
Hace cosquillas. Se vierte. 
Sangro brillo, y se me escapa el deseo de ser una estrella. Fugaz, como tus nostalgias. Sólo por morir de algo. De madrugada. De sobredosis. De alguien.

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