Vienes a ver el teatro de mis sombras y mis vicios, con
ganas de desvariar y descoser. Y yo, que tenía la cama sin hacer.
Nos estallan las palabras mal calladas, los besos que
gritan, los gritos que desgarran.
Me arrancas los cristales, me arañas el equilibrio y la
espalda. Nos subimos a la cuerda floja, a ver si nos arrastra. Mar adentro,
tempestad.
Me miras desde abajo, con restos de sol y de sal.
Y se me ha colado en la maleta un susurro de tu olor, que se
ha pegado al vaho del espejo en forma de Diciembre. Botellas por el suelo y
calor. El alma de una ciudad en mi habitación.
Las luces apagadas, y sigo viendo el humo escalar por las
paredes.
Te dejaría volver a leerme, si supiera quién eres.
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