miércoles, 5 de agosto de 2015

Improvisación de despedida. O de hasta pronto.

(Escrita poco antes de volver de Italia, sentada sobre una slackline colgada entre dos árboles, balanceando heridas [próximas cicatrices]).

La línea del cielo.
Porque a veces, quizá, si no pisas el suelo durante mucho tiempo, no eres lo suficientemente real como para tener una vida; a la que volver/de la que huir.
¿Casa? ¿Quiero?
Y aquí no hay margaritas.
Pero qué bonito todo.
Báilame las cenizas, a ver si creamos un incendio de la nada (mi todo).
Quiero pasarme las muertes en el equilibrio del horizonte que nunca se sostiene... Como una nota de agua caída.
Quiero aprender a volar. Y a caer. Sobretodo caer.
Ay, vértigo, que nunca me quitas el hambre. O la sed, que es más salada.
No quiero volver. No quiero quedarme.
O sí.
¿Y si?
Caleidoscopio. Y girar.
Que no me acuerdo dónde dejé los zapatos, así que aprovecha, y bésame.
Bésame, que puedo respirar, y me ahogo.
A hogar. A mar.
Miradas de agua en llamas, y billetes de vuelta. Y yo con las costillas astilladas, y el olor a madera clavado hasta el agua.
"The road not taken", y bailes que hacen que se te corra la tinta más que cualquier polvo.
Y no sé si tallarme el "huir" o el "volver".

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