Allí estaba, como un poema en carne y hueso que juguetea,
saltarín. El tintineo de un giro tras otro.
Los pies descalzos sobre la fina línea recta que hace que todo gire. El hambre de vértigo a una distancia prudencial del cielo.
Era pura rima, en acordes disonantes, arañando el papel.
Los pies descalzos sobre la fina línea recta que hace que todo gire. El hambre de vértigo a una distancia prudencial del cielo.
Era pura rima, en acordes disonantes, arañando el papel.
Qué fácil es bajo la lluvia. ¿Y cuando deja de llover?
Serás... ¬¬
ResponderEliminarMe quito el sombrero señorita ;-)
Todo poemas en prosa. Desde luego... :-P
Muchas gracias caballero =)
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