domingo, 2 de febrero de 2014

Abismos con sabor a sucedáneo.


Se os caen los versos de plástico, 
que hablan de quemar con cigarros calendarios y relojes
en vuestros cuadernos planeados. 
Me dan ganas de vomitar vuestras borracheras excesivas 
de “mira, cariño, bebo como un pirata, tienes que quererme”. 
Vuestros pies descalzos que no sienten la carretera, 
vuestra ansiedad calmada, 
vuestros suicidios de niña cuerda asegurada al puente. 
Ese tono de ensayo frente al espejo aunque diga que no soporto mi reflejo,
las rimas,
los puntos bruscos separando palabras que decís aunque no os digan nada…
los puntos suspensivos. 
Las ganas de libertad falsificada, la solidaridad por ver si me ligo al de la pancarta.  
Las lágrimas de cocodrilo, aunque esto ya no vaya de cuentos
ni princesas. 
Ahora somos putas de poema. 
Y es que no sangráis las letras, las escribís;
con premeditación y alevosía, os lo aseguro. 
No somos más que palabras limitadas en bucle;
círculos viciados. 
Pero habláis de adicción desde la costumbre
y de doler,  sabiendo que no sabemos. 
Vamos a beber vino, a meter un libro decorativo en el bolso, 
y a llenar los bares de poesía; en venta, a juego con los cuerpos. 
-Mencióname a "Buckowski" y es todo tuyo. 
Qué pena, las penas de fotocopiadora. 
Qué desastre las páginas ordenadas, sin arañazos en los márgenes
que sean caos sin hablar de él.  
Tranquilos, que si me veis llorar os dejaré
 pensar que es con vosotros
y no por vosotros; 
y aún más
por la literatura. 


                  A la mierda. 


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