miércoles, 1 de mayo de 2013

Improvisación de un minuto cualquiera bajo la lluvia (sin corregir se queda).



La lluvia resbalaba por el papel, haciendo que la tinta se corriese. Por eso ella, ese día, no llovía; bailaba agua.
El columpio subía, solamente subía. Billete a asteroide B612, sólo ida, y caída libre a un abismo en Sol menor, con rima asonante en la media sonrisa de una luna con bigotes.
Aterrizar quizá (barco, gato, y caleidoscopio incluido), en Alfa Centauri A. Pero claro, es la reina del desastre, así que incendio y nebulosa todo en uno. Cual té de colores hirviendo .
Creando universos a partir de cuadrados de arena convertidos en semicírculo.
Mis CatÁrsis y un día cualquiera. El silencio mueve la hierba, y algún Pepito Grillo ha olvidado nombres, y susurra redención.
La marea pasea por el parque, jugando al escondite, hasta encontrar sus pies descalzos.
De nuevo en el suelo.
Pero “huír” siempre está en el cuaderno, incluso a pesar de las nubes dramáticas y su manía de diluir.
Así que un giro de ciento cero grados, y saluda al General Sherman con una reverencia (subida a las puntas de sus pies, para igualar alturas) digna de la propia  Marie Taglioni.

Y lo escala, esquivando nidos y metamorfósis rodeadas de plumas (que amputadas serían buen instrumento para escribir y volar). La tentación, siempre con sus alas en forma de interrogación, y dando vueltas sobre un globo terráqueo; o extraterrestre. Humanoide.

Vuelve al cielo, signos diacríticos en mano, dispuesta a construir constelaciones con columna vertebral, y fé hecha lengua.

El gris queda tatuado de verde, de pupilas, de cuentos que se cuentan a la luz de una vela, en un suspiro tenue, o que se gritan desde cubierta, para que lo oigan los peces y las estrellas submarinas.

Las complejas subordinadas descienden junto a ella por el tobogán, y queda una perfecta Aurora Boreal vestida de palabras solitarias seguidas por puntos, ordenadas como una bandada de pájaros que escapan, de a uno, pero sin perderse de vista.

De vuelta a casa, la reproducción aleatoria recuerda (en clave) a sus tímpanos el por qué.
       
                       

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