lunes, 11 de noviembre de 2013

Aunque a veces no me alcanzo y. Joder, me echo de menos.

Puedo intentar huir de mí, de mis horas de más,
pero siempre me persigo.
Ya no vale el humo que sale de tu boca
con el cigarro de después del abismo.
Ya no sirven los charcos, los trucos de escapismo,
ni intentar dar vueltas 
con más grados que lo que bebimos ayer.
Y es que me he quemado con la tinta
hasta ser ceniza de mis propios labios.
“Hecha de viento en vez de carne”,
cualquier excusa es válida, si suena a mis vicios.
Porque vamos a utilizar el “egocentrismo
como forma de erotismo”,
y admitir que mejor mis ruinas que la nada.
(Por cierto, gracias; gracias por la nada. -Nótese la ironía).
Así que si el golpe retumba por todo el cuerpo
-porque, al fin y al cabo, está hueco-,
yo
me escribo.

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