viernes, 22 de noviembre de 2013

Qué más da.

Me apetece caminar, sin moverme de mi cuarto. Porque hoy quiero estar aquí.
Quiero coger un avión y aterrizar en nuevos porqués.                
Quiero que me lleves a un túnel de lavado, a ver llover.
Porque podemos ver películas lentas, que son más poesía que conflicto, pero es que, según a que latidos, una crea al otro.
Podemos intentar escribir justo ahora, con la arena del reloj metida en los ojos, y el centro del huracán en el ombligo.
Y es que podría preguntarte cualquier cosa; y me responderías.
Podría (d)escribirte en veinticuatro moretones, de los que parecen la aurora boreal sobre la piel, pero un poco más muerta. De los que no tienen explicación.
Y aún me sobrarían tres. Tres palabras. Beso y medio.
Porque ya no sé si costillas, o gramos.
Si viento o carne…


Pero qué más da. Si se nos escapa igual. 

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