domingo, 20 de enero de 2013

La gama de la caída. (Sin vértigo, por no variar)


Luz blanco nuclear, con todos los colores y ninguno. Vacía. Como la piel rota de Lady Tinta. Ya no sabe si está tumbada, o es que vuela. Si no encuentras la salida, o es que nunca te perdiste.
Gris; aún recuerda esa palabra, escrita en la letra pequeña de la niebla. Como si las cenizas de los puentes hubiesen eclipsado el cielo. Pero entonces se le vierte la pintura de los ojos, y le empapa las alas. Y viene bien porque, arrancadas, sirvieron para pintar el cielo de atardecer. Para irse. 
Y entonces negro. Como el telón. Como el fin sin principio. Sin punto siquiera. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario