domingo, 13 de enero de 2013

Y como sigo bloqueada con los cuentos, pues improvisando más pasan las horas.


DE LAS DUDAS Y TOMAR TÉ EN EL CENTRO DEL MUNDO.
DE LAS DUDAS Y TOMARTE EN EL CENTRO DEL MUNDO.


Tardes de domingo con el tocadiscos girando en pupilas de agua.
Ojalá. Ventanas a trazos diluidas en sal de mares nuevos.
Miradas sin nombre. Escultores de tinta sin cara.
Viento de memoria sin recuerdo, que agite el pelo.
Carne de acordes y grietas sin origen ni caída.
Laberintos caleidoscópicos. Suelos por pisar. Paredes que cuenten cuentos para no existir. Voces desconocidas que inventen canciones de monstruos, que sepan sonreír.
Sábanas de pinceladas.
Pero. No hay nada de eso. No hay paisajes, ni sangre fresca en mis pies descalzos. Sólo viejos arañazos; y no de andar. De los ecos.
Del crujir de pisadas por los tejados. De huellas. 
De portazos.
Un corte, una copa muda, y vino y se fue en los labios. Seco.
Y tiempo al tiempo, digo. Pero Electricidad se ahoga sin lluvia, y crece la arena escalando muros de cristal.
Quiero pisar mundos. De temblores, de vértigo. De calles con viejas historias y orgasmos entre paredes de sueños verticales.
Y aquí sigo, parada. En el mismo sitio. En el punto final asfixiado en tu garganta.
En mi ombligo, el punto del signo de interrogación. 



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