sábado, 19 de enero de 2013

También era efervescente.


Como si hubiese desaparecido de la faz de la Tierra, y de repente.
Otra vez en todas partes.
En la muñeca de una chica. En las flores de lavanda. En cierta manera de nombrarme. En una mirada en un bar. En el ligero tartamudeo del cajero del supermercado. En esa canción.
En el fondo de la piscina.
Y me da por tirarme. Pero sólo porque es domingo. Adelantado. Tarde.

PS: Y a pesar de todo, ya no lo estamos cumpliendoAcordamos que cada despedida tenía que doler como la primera. 

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