lunes, 25 de julio de 2011

Magia.

En un mundo en el que apenas queda ya inocencia, aún eres capaz de construir esa catedral alrededor de mí. Luz de infinitas velas blancas pulcramente alineadas en los brazos de candelabros acariciados por lágrimas de cera. Belleza conmovedora y eterna. Ojos que traducen a palabras el laberinto intrínseco del lenguaje del alma, como dos preciosas obsidianas ovaladas brillando en la oscuridad.
 Como la sensación liberadora de estar tumbada en un tronco a la deriva sobre la superficie del mar, bajo la luna llena y una fina capa de lluvia que cubre mi cuerpo haciendo que me sienta viva, mientras las olas me conducen lejos de la orilla, del mundo.
Como la sensación sobrecogedora de ver asomar al sol tras un acantilado, y lo que apenas parece un instante más tarde, esconderse, convertirse en una diminuta línea anaranjada sobre el lecho de agua, encogerse hasta extinguirse y morir.
Tú y yo, pequeño universo. Escaleras de caracol de frío mármol que ascienden al cielo con giros imposibles, esculpidas entre hermosas rocas de altura incalculable. Suelos sempiternos de cuadros blancos y negros, como un inmenso tablero de ajedrez creando efectos ópticos, sobre el que sólo somos dos diminutas piezas labradas en cristal. Un “ciarooscuro” formado por luces y sombras inacabadas, que se extienden por los corredores como lo harían por un cuadro que algún pincel perfiló.
Una mariposa revolotea frente a mi nariz y se posa en mis labios, sellándolos, con las alas plegadas. Cuando tu mano roza la mía, el pequeño insecto despliega sus hermosas extremidades mostrando una gama imposible de resplandecientes azules y brumosos grises. Sonrío bajo sus patas, ante la idea de que sea cierto el “efecto mariposa”, y ese pequeño y breve aleteo haya producido un huracán al otro extremo del mundo, similar al que provocaste tú al mirarme por primera vez a través de la escarcha. Como si fuese un frágil títere de madera tallada, al que el vendaval separó de sus tensas cuerdas, otorgándole libertad de movimiento.
La mariposa levanta el vuelo y tus brazos rodean mi cintura, cargados de promesas veladas. Las llamas de las velas susurran al unísono, y escucho en algún rincón de mi mente un repiquetear de cristales que parecen romperse contra mi estómago. Una suave caricia perfecta atrae a mi pecho la confusión causada por la mezcla de un calor sofocante que quema como la arena del desierto en pleno día, y un frío gélido que conjura la imagen de un lago, con su superficie helada, varado entre montañas nevadas.
Algo que siempre llamó mi atención sobre las aguas cubiertas de hielo, a parte de su delicada belleza acusada por la blancura nívea, pura y fría de una lámina lisa y sin imperfecciones, es que bajo esa capa de desolación e inmovilidad congelada, continúa la vida. Miles de peces de colores juguetean en el fondo, aislados en la oscuridad, ajenos a la resplandeciente luz gélida y mortal.
Tus labios rozan mi boca, solo una caricia, solo un instante, pero la capa de hielo se quiebra; pequeñas grietas que corretean y crecen hasta juntarse en el centro y hacer estallar la lámina en mil pedazos. Los peces liberados aletean por mi estómago, a la par que tus labios se permiten hacer una segunda incursión a los míos, esta vez con más detenimiento y urgencia.
Con la gracilidad de movimiento de un gato elevas mi cuerpo sobre el suelo antes de encomendarlo a la suavidad de las sábanas. Mis ojos perfilan tu sonrisa, atribuyéndose por un glorioso segundo el mérito de haberla dibujado.
 La humedad del ambiente cubre los cristales de diminutas gotas que resbalan por el vaho, que producido por nuestro aliento, los empaña.
Las paredes y objetos a nuestro alrededor se desvanecen, devorados por las intensas brumas que creamos al rozarnos, como quien gira un caleidoscopio y hace desaparecer el paisaje.
 Movimientos instintivos en los que pereces, tras rendirte a una súplica apremiante y la certeza de mi silencioso deseo de sentirte dentro. Sin embargo, la inocencia permanece intacta, rodeada de delicadeza e impregnada de necesidad, necesidad el uno del el otro, necesidad del aire que sólo tu boca puede darme. Un abrazo infinito. Segundos durante los cuales la eternidad se hace palpable. El reloj se detiene, y tus caricias perduran en el tiempo. La evanescencia de la llama de las velas crea sombras a nuestro alrededor, que no hacen sino resaltar el brillo de tu piel desnuda, perlada en sudor, contra la mía. Palidez que evoca el aroma de un inmenso campo de lívidas flores violetas. El eco dulce y lejano de tu voz sigue siendo todo lo que oigo.
Nuestros cuerpos terminan de aunarse, en una armonía perfecta, hasta el punto en el que ya no hay un tú y yo, ya no se sabe dónde empieza uno, y dónde acaba el otro. Líneas y fronteras que se desdibujan y desaparecen como si alguien las hubiese borrado.
Con un último suspiro, nos separamos justo lo necesario para regresar a la estancia que nos rodea. En este instante, lo único que hago es sentirte más cerca.

4 comentarios:

  1. Sin duda una muy sentida y discreta ovación (precedida por el recorrer de una lágrima mi mejilla al hacerme recordar ciertos momentos del pasado y sentimientos soterrados) de mi persona hacia la tuya por cómo has conseguido plasmar un sentimiento tan profundo en unas lineas de texto. Mucha gente podría describir el erotismo y fogosidad de un momento, pero muy poca capaz de plasmar cuando detrás existe algo mas. Sólo alguién que siente o ha sentido algo tan fuerte es capaz de describirlo de una forma tan perfecta.
    Y, siendo sinceros, lo siento por ti... con tal desarrollo del alma no vas a hacer si no sufrir a causa de dicha entrega sentimental cuando acaben pisoteandola; y lo harán. (los "románticos" estamos abocados a sufrir. Es tan cierto como que la Luna, esta noche, saldrá por el este al ocultarse el Sol por el oeste.)

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  2. Sí, llevas toda la razón, ya lo etngo comprobado...
    Gracias por tu comentario ^^

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  3. no hay por qué darlas. si algo me gusta, el dejar constancia de ello es una obligación casi, jejeje (siempre y cuando la pereza me lo permita, ya sabes ;) )

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  4. jajaja esperemos que te lo permita a menudo, siempre es agradable leerte =P

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