lunes, 16 de mayo de 2011

Besos bajo la lluvia.

Lloraba con rabia, con desesperación, ahogándome en lluvia salada y cólera.
Le golpeé, le dije que le odiaba, le miré con todo el desprecio que pude impulsar hasta mis pupilas.
Cada vez llovía con más fuerza, y cuando me abrazó y me dijo que me amaba mientras yo continuaba tratando de herir su cuerpo y su orgullo, parecía caer un segundo diluvio universal.
Sus ojos y un espasmo recorrieron todo mi cuerpo por dentro, mientras la lluvia y sus manos lo investigaban por fuera.
Estallé, lloré con una fuerza que no poseía, y lancé mis labios a los suyos, para coger el aire que me haría poder respirar de nuevo, mientras la lluvia nos sumergía en un mundo infinito, después de un año sin ver caer una gota del cielo.
Poco a poco las fuerzas desaparecieron, y los besos se volvieron suaves, pero manteniendo su pasión.

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