martes, 17 de mayo de 2011

“Como si pudieses elegir la lluvia que te va a calar hasta los huesos después de un concierto… “


 Dejas correr la sangre, fingiendo considerablemente bien fría indiferencia. Pero de reojo te veo bajar los parpados y dejar salir todo el aire lentamente por tu nariz. Siento los latidos de tu corazón bajo mi piel, como un golpetear constante e insistente, pero que no quiere gritar demasiado. ¿Quién dijo que la eternidad era inalcanzable? La suave luz ilumina tenuemente tu rostro, haciéndolo parecer frágil, brillante, y me pregunto qué aspecto tendrá tu alma… No tengo bastante fuerza para abrazarte como quisiera, pero me conformo con apretujarme contra ti, como una niña perdida protegida por una muralla –de la cual a su vez intenta cuidar. ¿Me dejas cuidarte? Sería feliz pudiendo hacer desaparecer todo a tu alrededor, hacer que olvides lo que significa el dolor. Preguntas contrarias vagan sin rumbo por mi cabeza mientras observo el caos organizado a nuestro alrededor. ¿Qué más podría necesitar? Sería capaz de estar aquí tumbada el resto de mi vida; tengo todo lo que necesito, todo lo que me inspira.
-Te odio por no dejarme pensar en otra cosa que no sea tu boca-

No hay comentarios:

Publicar un comentario