lunes, 16 de mayo de 2011

Me pierdo (y no solo a causa de la ausencia de sentido de orientación xD)

Y qué si cada vez me pierdo más y a nadie le importa. Ni siquiera a mí me importa ya, porque tengo la sensación de que no hay nada que perder. Un escalofrío me recorre entera. Bajo las piernas de la silla para dejar que me vuelva a correr la sangre. Llevo horas sentada, mirando a través del cristal una hoja que da vueltas en la acera frente a mí, sola, sin ningún fin concreto, sólo moviéndose por no estar quieta… como si estuviera muerta. Intento acariciar al gato pero, arisco, me aparta la mano. Quiero llorar pero las lágrimas no parecen querer cruzar mis retinas, como si se hubieran acomodado en mis ojos y vieran el paisaje invernal cómodamente cálidas desde el interior, lo que me produce un agudo dolor de cabeza. No hay nadie. No hay nadie en el mundo, sólo un gran vacío, como un agujero negro; y en un rincón estoy yo, perdida y fuera de lugar. Miro a mí alrededor y veo la nada. Un velo me separa del mundo, y estoy reducida en un espacio, en ese rincón en el que estoy confinada, pero al que no pertenezco. Grito, sin producir sonido, sin abrir la boca, y observo atentamente para ver el resultado. Justo como esperaba, nada cambia. Todo sigue girando, igual que antes.
Y sigo sentada, en mi rincón, esperando algo, esperando todo, esperando nada.

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