lunes, 16 de mayo de 2011

Olvidaron.

Respiraba agitadamente mirando al techo, cuando, de pronto, lo supo.
Sabía qué era lo peor.
No eran los escalofríos, ni los espasmos involuntarios en su cuerpo, ni siquiera la sensación de que a su sangre le faltaba algo (ligeramente tóxico, ligeramente amargo.) Ni los radicales cambios de humor. Ni el zumbido constante en su cabeza, muy profundo. Tampoco las largas horas de insomnio y ansiedad.
No. Lo peor era saber que ambos cargaban con ello. Otra vez. El terror ante el terror.
Quiso llorar de nuevo, pero una inesperada caricia en su brazo la sacó de sus pensamientos.
Se volvió, y vio sus ojos, a través de su pelo. Una mirada indescriptible mientras se subía encima de ella, envolviéndola con su calor.
Y por otro eterno rato más, olvidaron.
Olvidaron las semanas que estaban por venir.
Olvidaron el futuro.

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