lunes, 16 de mayo de 2011

Poema =)


1ª parte:

Tras la perpetua niebla habitas mi alma,
te adhieres a ella
como beso estremecido,
como labios que tiemblan
en su único camino.
Danzas sin temor a las sombras,
las rodeas con peculiar forma
ondeando en mis sentidos,
siendo mágica frontera de lo desconocido.
Mi única quimera,
siente esta rabia que me atormenta,
donde lo sobrenatural es llama eterna.
Marioneta en tu mundo,
de tu cuerpo de inmortal,
luminoso, oscuro;
mas en esta luna de fuego
tus manos revolotean por mi cuerpo helado,
y en mi mirada una lágrima dibuja tu belleza,
viajando a la deriva hasta caer en tus labios
donde se mezcla con tu aliento que me paraliza,
mientras tus ojos se fijan en los míos…


2ª parte:

Soy un ángel sin alas,
la que te encarcela
en los pliegues de la sinrazón.
Perlas ensangrentadas
cubren tu espalda,
crueles besos sin acabar.
Sólo quiero adorar tu cuerpo,
abandonarme al sutil encanto
del crujir silente de la seda de tus sábanas.
Soy solo una grieta
en el tiempo de los dioses,
donde eres mi eternidad.
Brillantes siluetas adormecen
esos sonidos lejanos,
perdidos en las brumas
de mi alma pasajera.
El susurro de mi nombre salido de tus labios
mueve el pelo que me cae por la frente,
empapada en tu sudor,
como un baño de delicioso dolor,
de deliciosa muerte.
Luces oscuras, brillantes, gélidas y pálidas,
palpitan a nuestro alrededor,
como sombras de un teatro
que danzan en nuestro abrazo;
como neblina salida del reflejo de un lago,
niebla que se desvanece,
como una llama, como un gemido,
como mi sombra cuando tu aliento la toca, frío.
Cálido es tu abrazo,
que hace palidecer las sonrisas
de los espectros que nos miran
desde el otro lado,
que me hace a su tacto inalcanzable
salvándome del frío eterno
de mi condena oscura,
incapaz de ser salvada… a ojos mortales.
Pero tu oscuridad ilumina la estancia,
el suelo, la cama; luz oscura que ilumina mi alma;
luz oscura que atraviesa nuestra piel pálida.
Tus labios rozan los míos,
dejando un río de sangre,
dulce sangre carmesí,
que se mezcla en mi lengua con tu sangre,
la que desprenden tus labios que continúan besándome.
Mis manos, que se deslizan por tu cuerpo,
ávidas de ti, como mi boca,
se encuentran con tu piel,
que me quema como el hielo,
que desprende el veneno
que me salva de la muerte…
con la muerte.

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