martes, 17 de mayo de 2011

Tus miraditas..

Ellos nunca me entendieron, claro. Cuando dije que te quería demasiado pude considerarme afortunada, incluso cuando me hiciste daño, incluso a estas alturas creer que yo no valgo es tan estúpido como impertinente. Y... bueno, cuando me faltes siempre tendré tu idiota sonrisa en la cabeza, como la del gato de Alicia en el País de las Maravillas. Esa sonrisa tan burlona, esos ojos castaños y densos con vetas negras... no paro de hablar de ti, esto es una mierda, ¿por qué echarte de menos no funciona? Dicen (o eso he oído de la tía más estúpida y amante de la hipocresía que he conocido jamás) que cada vez que pronuncias o piensas en el nombre de alguien esa persona siente cómo le pitan los oídos. Así que sólo espero que no te quedes sordo por mi culpa... no sé cómo seguirías con tu preciosa música entonces. A estas alturas todo el mundo debe saber ya a quien me refiero, pero a no ser que seas una persona muy detallista y que al contrario de lo que pienso y de lo que parece, me quieras de verdad... eso significaría que nunca entrarías aquí, nunca verías lo que hay más allá de mi ropa extraña... Y ya ni siquiera sé cómo continuar. Cierro mis ojos y noto lo mucho que me escuecen. No quiero que vuelva a pasar. Me prometí a mí misma no llorar, no volver a abrir mi corazón de esas formas... lo abro sólo para aquellas personas a las que quiero... tú ya te hiciste tu hueco, lo malo es que no te vas. Y esto es simple desahogo. ¿Cómo me deshago yo del vacío? Lléname. Cólmame. No pudiste hacerlo cuando tuviste la ocasión... jódete. Sigue mirándome. Saldré adelante contigo o sin ti. Me dejaste pasar... lo siento por ti cariño, de veras que lo siento, compórtate y dime las cosas a la cara. No soporto tus miraditas, me gustan demasiado...

No hay comentarios:

Publicar un comentario